La ambición de Fernando Alonso
Las 6 Horas de Spa están cargadas de simbolismo para Fernando Alonso, porque aquí se reencontró con la victoria en 2018, después de cinco años sin catarla. Alonso sufría en la Fórmula 1 la inoperancia de McLaren y necesitaba emociones nuevas para volver a sentirse el piloto campeón que siempre ha sido. Ya había hecho una internada en las 500 Millas de Indianápolis, donde se retiró como tantas otras veces, pero aun así saboreó los placeres de verse competitivo y descubrió que hay vida fuera de la F1. Menos glamurosa y menos mediática, pero una buena vida en cualquier caso. Y allá partió Alonso a devorarla. Spa fue el primer mordisco hace justo un año, en compañía de Nakajima y Buemi, que este sábado repitieron triunfo en el mismo escenario y se quedaron más cerca del Mundial de Resistencia.
Al Toyota número 8 le basta con terminar séptimo u octavo en las 24 Horas de Le Mans, el próximo 16 de junio, para coronarse campeón mundial del WEC. Alonso remataría así una parte de su lista de desafíos, que también incluía conquistar Le Mans, como hizo en 2018, en su camino a completar la Triple Corona, donde sólo le falta la Indy 500, para la que ya ha pedido cita: el 24 de mayo. Los retos bullen en la cabeza ganadora del asturiano. Antes de comparecer en el circuito de Spa-Francorchamps, Alonso anunció que el próximo curso no disputará la Resistencia. Los proyectos se abren ante su mirada ambiciosa y no quiere estancarse. El Dakar y la Indycar le llaman desde el horizonte… Y también un regreso a la Fórmula 1, tan aburrida en los últimos tiempos, pero siempre la más guapa del calendario.