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Un madrugón sin Alonso

Me lo pensé mucho antes de poner el despertador a las seis de la mañana. La jornada proyectaba larga, con Jon Rahm en The Players y Roger Federer en Indian Wells más allá de la medianoche. Y entre medias: Álvaro Bautista en las Superbike, el histórico partido femenino del Metropolitano, el festival colombiano y la victoria de Ion Izagirre en la París-Niza... El domingo es el día del deporte. Como excusa para quedarme en la cama me dije: “Total, ya no está Fernando Alonso”. Pero finalmente no me dejé convencer por mis diablillos e hice el esfuerzo de levantarme: “Total, no en todas las fechas comienza el Mundial de Fórmula 1”. La experiencia no resultó muy diferente a la de otras temporadas, porque, para desgracia de la categoría reina del automovilismo, sólo han cambiado matices en la jerarquía de la parrilla.

Para empezar, sigue el dominio abrumador de Mercedes, incluso mayor, aunque al menos en su seno ha variado el orden. Bottas hizo la carrera de su vida y relegó a Hamilton. ¿Habrá un nuevo caso Rosberg?, se pregunta el aficionado. Demasiado pronto. El podio no lo completó Ferrari, que no ofrece buenas vibraciones, sino Verstappen, cuyo Red Bull sí saca rendimiento al motor Honda, que tanta desesperación generó en Alonso. El asturiano había ganado un día antes en Sebring, en el WEC. Ya no tiene que sufrir aquellas desmoralizantes retiradas. Ahora le toca al heredero Carlos Sainz, que abandonó con el McLaren incendiado, una imagen que nos resucita fantasmas. Con motor Renault, la historia se repitió el año pasado y, de momento, se repite en este. Habrá que seguir madrugando. O lo que toque.