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Alonso se va, pero no se retira

La imagen de Lewis Hamilton y Sebastian Vettel escoltando a Fernando Alonso en la vuelta de honor del Gran Premio de Abu Dhabi, uno a su derecha y el otro a su izquierda, describió el respeto y la admiración que despierta el asturiano en la Fórmula 1, y también la solemnidad con la que la parrilla se ha tomado la despedida del bicampeón mundial. Entre los tres suman once títulos. Son historia de la F1. Un podio ilustre. Si algo han echado de menos los aficionados españoles en los últimos años, y en particular el propio Alonso, es que esa fotografía no se haya repetido durante la competición. Después de cuatro temporadas en las que ha estado lejos, muy lejos, de los puestos de privilegio, Fernando ha decidido abandonar la categoría reina del automovilismo. Se marcha, pero no se retira. Seguirá al volante.

Fernando Alonso ha insistido en que no se va de la Fórmula 1 porque haya dejado de ganar, sino para perseguir nuevos desafíos. Pero cuesta creer que hubiera tomado esta decisión si tuviera un coche que pudiera rivalizar con Hamilton y Vettel para conquistar el Mundial. El ovetense se va porque no gana, porque no se motiva y porque no se divierte. Los retos al margen de la F1 también existen, sobre todo esa Triple Corona a la que ya sólo le falta un diamante: Indianápolis. Podría redondearla en 2019 y luego regresar a la Fórmula 1, por qué no. Este adiós aún no hay que tomárselo como un adiós definitivo, sino como un hasta luego. Para amortiguar la despedida, o el paréntesis, Carlos Sainz se marcó este domingo una gran actuación. La F1 continúa viva. Alonso, también. Pero separan sus caminos… De momento.