La burbuja explotó en Bilbao

Los domingos estamos acostumbrados a escribir de alegrías, de campeones y medallas. Pero también hay lágrimas. La tristeza alcanzó esta vez a Bilbao con el descenso de su equipo de baloncesto, 14 años después de su llegada a la ACB. En este periodo, el Bilbao Basket ha acariciado la gloria: jugó la final de Liga en 2011 contra el Barcelona tras eliminar al Real Madrid, justo la misma temporada que estrenaba su pabellón de Miribilla, un recinto de ensueño con capacidad para 10.000 espectadores. Antes llegó a meter a 15.000 en su casa provisional en el BEC. Se codeó con los grandes en la Euroliga, donde estuvo a punto de forzar un quinto partido ante el CSKA Moscú en su lucha por acceder a la Final Four. También fue subcampeón de la Eurocup. Y hasta tuteó a los Philadephia Sixers: 104-106. Bilbao a nivel NBA.

Eran tiempos de vacas gordas. Con Gorka Arrinda, entonces máximo accionista, también agente de jugadores, al frente de las operaciones. Y con la Diputación de Bizkaia entregada al proyecto. Ya saben: dinero público como salvavidas del deporte profesional. Una historia repetida. Un día la burbuja explotó. Vacas flacas. A la marcha de Arrinda quedó una deuda de seis millones, que se ha reducido en torno a cuatro. Insuficiente. A la plantilla se le deben cuatro mensualidades. En 2014, la ACB descendió al Bilbao porque no había repuesto el Fondo de Garantía, pero el TAD, dependiente del CSD, le devolvió la categoría que ahora vuelve a perder. Hay una parte buena: baja el Bilbao, pero se salva un histórico: el Joventut. Un club al que también le estalló la burbuja. El baloncesto español no ha vivido con los pies en el suelo.

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