El lado más humano de Contador

Alberto Contador visitó AS ya como ciclista retirado, pero todavía inmerso en una agitada actividad para cumplir sus compromisos con los medios, los patrocinadores, los organizadores... Jacinto Vidarte le racionaliza la agenda. Total, si algo tiene ahora por delante, es tiempo. Eso le permite estar más relajado y distendido que cuando era corredor, sin las amenazas del reloj y de las obligaciones del profesional. En esa situación pudimos departir este jueves durante casi cuatro horas con él... Y, claro, la cosa dio para mucho, por eso se lo vamos a relatar en dos días. Empezamos por el Alberto más humano, por sus inicios...

Contador nos contó cómo heredó la vieja Orbea de su hermano, cómo apretaba a Fran en sus primeras salidas, cómo ideó un manillar de contrarreloj para intentar batirle, cómo ahorró para comprarse un portabidones, cómo echaba quinielas para poder cambiar de bicicleta... Alberto conserva todavía aquella montura con cariño y otras muchas, más de cuarenta. Han sido sus herramientas de trabajo, su catapulta al éxito, sus amigas. Tanto en aquellos inicios, como en este último gesto, se deducen rasgos de su personalidad y entendemos por qué nunca se guardó un gramo de fuerza en la carretera.

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