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Zero Zone

Zero Zone - La Murena no es la Hemurroide

Leemos la nota que nos deja nuestro querido, difunto y desconocido padre, Al Gonzo, en la que nos comenta que debemos contactar con su socio, Matt Muttron, que es el que lleva los asuntos comerciales de la compañía Kanary. ¿Seras capaz de descubrir este entramado?

Actualizado a

LA MURENA NO ES LA HEMURROIDE

Vamos a Hemeralope. Antes de salir del tubo, salvad partida, puesto que os espera la calurosa bienvenida de un bruto mecánico que ni los del Doctor Infierno. No hay otra solución que freírlo a tiros, pero es fácil

Una vez terminada la fase arcade, nos metemos en el cabaret mientras escuchamos una especie de musiquilla insinuante que nos recuerda a los métodos indecorosos de mantener el trabajo de las becarias en la Casa Blanca. La de Washington, quiero decir.

Los robots camareros no son muy habladores, pero aconsejan que para ligar es menester hacer regalos a las chicas. Eso sí, es mejor no hacer caso de los regalos que proponen. No funcionan en la vida real ni en el juego. Pero podéis intentarlo, es divertido ver cómo reacciona la única fémina del cabaret.

Riley está en el local, sometiendo a una estrecha vigilancia quién sabe qué. Hay que hablar con él hasta que se largue, como es su costumbre, con lo que nos devuelve el informe secreto que le dimos hace un montón de párrafos.

Escaleras arriba hay unas mesas y una atractiva chavala de tez verde... estos maquillajes raros postmodernos... en fín. Para soltarle la lengua es menester comprarle un cóctel especial al robot camarero [algo caros pero valen la pena], dárselo, darle el perfume, el número de teléfono [no es necesario, pero igual podemos quedar para después del juego, preciosa, muñeca, reina, cariño... eh... ¿dónde estaba?] y el libro de meditación hertziana.

Hará falta otro cóctel y volverle a mostrar el libro para hablar con fundamento.

Escaleras abajo, al fondo, están los lavabos y la sala de comunicaciones. Mal diseño. Para poder hablar por teléfono necesitaremos comprarle una tarjeta a algún robot camarero, y luego llegar hasta los teléfonos, insertarla en el del fondo y usar el número de teléfono que nos diera Lone para hablar con ella. Pero tenemos malas noticias: Villalonga ha vuelto a subir la tarifa al 055 y BabyLone ha sido secuestrada.

Volvemos al apartamento. Stan habla con el camarero, y luego se mete en la cámara de BabyLone donde encuentra el casco del exoesqueleto, con lo cual ya puede disfrazarse de Ciber. Pero antes hablamos con el chucho, que pide comida a cambio de información [ya conocéis el tedioso procedimiento].

Regresamos al cabaret, nos metemos en los lavabos, nos ponemos encima las tres piezas del exoesqueleto [vaya, me parezco a Mazinger de esta guisa] y nos introducimos en el lavabo de cibers, pulsando el botón de la derecha.

Bajamos hasta la sala. Disfrazados, el robot portero nos deja pasar, así que no habrá problemas si le mostramos el libro de meditación. Hay que ascender hacia la cúpula hasta llegar a la mesa del tipo con la barba rara. Nos quitamos el casco para que nos reconozca. Se identifica como Kyle, colaborador de Al. Nos entrega el resto del informe Zero Zone, altamente educativo e ilustrativo. Tras darnos algo de información adicional, nos informa de que es menester obtener el robot duplicador ZX2000 [una evolución del Spectrum, obviamente] pero que sólo Gauss sabe dónde está.

Así que ya sabemos cuál es nuestra próxima misión... ir a por chatis a Cambrils... no... espera... ir a buscar primero a Sam Gauss y el ZX2000.