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Indiana Jones and the Fate Of Atlantis

Indiana Jones and the Fate Of Atlantis

Indiana Jones and the Fate Of Atlantis - Creta

La historia sucede durante la segunda guerra mundial. Un científico alemán está investigando unas bolas doradas llamadas orichalcum, que le llevarán a la Atlántida, dónde conseguirá todo el poder. Por mala suerte para él, Indiana Jones se interpone en su camino.

CRETA

Obtenemos la piedra solar del mismo modo (en Knossos) descrito en la opción 1, y franqueamos la entrada a las cuevas subterráneas cretenses del mismo modo. Franqueamos la entrada a las cuevas subterráneas del mismo modo, aunque Indiana deberá "torearse" un guarda nazi a base de guantazos, al cual puede primero sonsacar alguna información sobre el paradero de Sofía. De hecho, todos los nazis saben algo de Sofía... ¿será que es muy promiscua?

Debemos, como en la opción 1, llegar a donde yace Sternhart pero esta vez sólo obtendremos su largo bastón. También será menester obtener el cofre, pero luego hay que visitar la localización situada al norte y luego al este desde la reja de la entrada, o si se prefiere, al este de la sala del minotauro.

En dicha sala hay una puerta cerrada, que si es empujada persistentemente un número suficiente de veces, superior a tres e inferior a mil, cae al suelo permitiendo que entremos en su interior hasta la sima que mencionara Sternhart en su nota póstuma. Usando el látigo sobre el saliente rocoso del techo podemos cruzar al otro lado y seguir explorando el subsuelo.

Nos dirigimos al oeste y luego al norte para llamar la atención de unos de los dos soldados que pierden el tiempo hablando de política. Indiana se oculta tras la losa derecha, y una vez aparece uno de los guardas y se coloca a tiro, empuja la dicha losa que deja fuera de combate al aguerrido guerrero germánico. Después atravesamos la puerta y le damos unos mamporros al otro guerrero ni tan aguerrido ni tan germánico como el anterior.

Tras los tortazos de antes, ¡encontramos otro laberinto! Si vamos al norte o al noroeste nos enfrentaremos al guarda del pozo, Otto, al que dejamos KO sin demasiados miramientos, aunque luego regresaremos aquí. La salida nordeste lleva a un sendero por las grutas, por el cual, tras rehacer la cara a Karl y Kurt, nos colocamos por encima del gafitas de Anton. Para ahorrarnos más peleas innecesarias, empujamos la columna de roca para que le caiga encima y nos deje tranquilos sin violencia innecesaria. Desandamos el camino para regresar al principio del laberinto e ir hacia el este hasta que empezamos a oír cantar a Arnold, el nazi devorador de esteroides.

¿Cómo nos deshacemos de Arnold? En primer lugar usamos la cuaderna sobre la roca esférica del interior del túnel, que por desgracia queda bloqueando la salida de éste. Bajamos y esquivamos a Arnold (citando alguna canción que pueda tararear o bien huyendo cobardemente) saliendo por la salida de los escalones. Tras regresar a la parte superior, recogemos la estalagtita que dejara a Anton inconsciente y la usamos para hacer palanca en la gran roca que obtura la entrada al túnel. Tras lo cual, la puerta queda abierta y Arnold se cura de su dolor de espalda de modo parecido a como Anton mejoró de su dolor de cabeza.

Un examen sumario de las propiedades terrenas de Arnold nos permite apropiarnos de un pez de ámbar y un poco de Orichalcum. Volvemos cerca del pozo donde yace Otto y usamos allí el pez, con lo que nos damos cuenta que hay más cuentas, redunde la redundancia, por allí cerca. Indiana empieza a hablar con el pozo hasta despertar con sus gritos a la bella durmiente, es decir, a Sofía, que se había quedado traspuesta.

Usando el látigo por el pozo ella puede trepar hasta la salida. Así pues, Indiana recupera a su chica y el disco que le faltaba. No, no me refiero al último LP del Fari...

Ambos se meten en la cámara que custodiaba Arnold, que resulta ser la maqueta de la ciudad de la Atlántida. Colocadas los tres discos en el eje y disponedlos según el Hermócrates, lo que hará que se abra una puerta a mano izquierda, que conduce a la salida del laberinto. Allí, observando el cursor de piedra, se dan cuenta de que su próxima parada es...