Giannis hace esperar a los Bucks
El griego tiene sobre la mesa la oferta de extensión de los Bucks, pero no hay ninguna certeza de que firme. Tampoco tras la llegada de Damian Lillard.
Milwaukee Bucks ganó en 2021 su primer anillo en medio siglo. Un éxito para la eternidad que no ha tenido continuidad en los dos años siguientes, a pesar de que el equipo siempre ha estado entre los favoritísimos. En 2022 perdió en una durísima (4-3) semifinal del Este contra Boston Celtics en la que jugó sin Khris Middleton, que había sufrido en primera ronda una lesión de rodilla que le impidió estar al 100% también durante buena parte de la temporada pasada, saldada con un sabor muy amargo: mejor balance de la fase regular (58-24) pero batacazo en primera ronda de playoffs contra Miami Heat (una eliminatoria marcada, en parte, por los problemas de espalda de Giannis Antetokounmpo).
El entrenador Mike Budenholzer (campeón y Entrenador del Año con la franquicia) pagó el pato y dejó, después de cinco años, libre un banquillo en el que debutará Adrian Griffin, el exjugador que llevaba también un lustro en Toronto, como ayudante de Nick Nurse. En lo deportivo, el primer empujón apuntó a la continuidad. Por encima del impuesto de lujo y por lo tanto sin muchas opciones de encontrar reemplazos del mismo nivel, los Bucks retuvieron con nuevos contratos a Brook Lopez (dos años, 48 millones) y Khris Middleton (tres y 102), pese a ser ya veteranos (35 y 32 años) y a esos problemas de rodilla preocupantes del escolta.
Con nuevo entrenador y el bloque campeón de 2021 reafirmado, quedaba pendiente el gran asunto, la extensión de contrato de Giannis Antetokounmpo, que firmó en diciembre de 2020 un súper máximo de cinco años y 228 millones de dólares y que tiene por delante dos años garantizados (45,6 y 48,8 millones) y una player option de 51,9 para el curso 2025-26. Así que el verano de 2025 aparece como frontera, el momento en el que el griego (28 años) puede ser agente libre y elegir nuevo destino. En Milwaukee había preocupación, tanta que se ha vinculado las dudas sobre el futuro del jugador franquicia a la venta por parte de Marc Lasry, que traspasó su parte del equipo en febrero a Jimmy y Dee Haslam.
Durante el verano, Giannis dejó muy claro que su futuro no tenía por qué estar ligado a los Bucks. Primero en el New York Times y luego en el podcast 48 Minutes insistió que lo que quiere es ganar más títulos y que no tendría problema en buscar ese objetivo en otra franquicia si sintiera que los Bucks no están haciendo todo lo posible por competir con las máximas garantías. Una señal de alarma, alta y clara, a la que se unía que a nivel financiero no era la mejor opción para Giannis (más allá de la seguridad de firmar y tener el dinero amarrado pasara lo que pasara) comprometerse ahora con una extensión que los Bucks podía ofrecerle a partir del 22 de septiembre. Esta podía alcanzar un máximo de 186 millones (en función de las subidas del salary cap) en tres año extra. Y eso es lo que el griego tiene ya sobre la mesa, sin ninguna certeza de que vaya a firmar.
Tampoco con la llegada de Damian Lillard, la noticia que ha puesto del revés la NBA en los últimos días y una de las narrativas principales de la próxima temporada: el all in de los Bucks, que han renunciado a Jrue Holiday (un jugador instrumental, esencial, en el título de 2021) para poner al lado de Giannis a Lillard, un talento excepcional y una estrella que llevaba semanas con un pie fuera de los Blazers. La apuesta busca el título de campeón, claro, pero también demostrar a Giannis que los Bucks son un equipo comprometido con ganar. Con ganar a lo grande.
Sin embargo, por ahora Giannis no ha aceptado esa opción de extensión en formato 3x186 ni ha dado señales de que vaya a hacerlo. Es más, ha dicho en el media day de los Bucks que no tiene sentido hacerlo ahora y que quiere seguir en los Bucks el resto de su vida “siempre y cuando ganemos”. Desde luego, la llegada de Lillard ha tenido que reforzar su confianza en los Bucks y en que su equipo ve el futuro en la misma línea que él, básicamente lo que había pedido durante el verano. Pero, por un lado, tiene en su mano esperar al menos un año más para ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Con el extra de que eso, salva catástrofe en forma de lesión (y de las devastadoras), sería bueno también para su bolsillo.
Porque si Giannis espera un año más, tendrá otra temporada más que añadir a su posible extensión con los Bucks, que en 2024 sería de cuatro años y una cifra entre 234 y 258 millones en función de las subidas del tope salarial. Un año más porque le quedaría uno menos de contrato. Ahora, la extensión que puede firmar cuenta ya con los 51,9 millones que tiene garantizados, si él quiere, para la 20205-26. Esa próxima extensión la podría rubricar entre el 6 de julio de 2024 y el 30 de junio de 2025.
Habría otra opción todavía más radical: esperar a 2025, no ejecutar su player option y firmar como agente libre por cinco años y una cantidad que podría llegar a 334 millones, y que le colocaría con un salario de 76 millones solo en su última temporada asegurada, la 2029-30. También, claro, podría optar por firmar ya por esos tres años más y escenificar la confianza mutua con unos Bucks que han hecho todo lo que han podido, incluido un traspaso bomba que nadie veía venir (no en dirección Wisconsin). Una vez más, todo está en manos de Giannis, que por ahora no mueve un dedo. Ni con 186 millones más sobre la mesa y ni con Lillard como nuevo acompañante en busca de su segundo anillo de campeón de la NBA.