No cabe en cabeza humana el grado de sangre fría necesaria para jugar a la ruleta rusa con la tragedia.
Que Leo Messi juegue al fútbol como un niño en el patio del colegio no quiere decir que se le pueda pagar en corticoles.
Miren por donde, Luis Enrique sí sabía lo que se hacía. ¿Quién lo iba a decir, verdad? No tengan miedo a confesar y redimirse ...
En cuanto comienza a sonar el himno nacional se olvidan los desencantos heredados, los malos augurios, las riñas preventivas y todo lo malo.
Su calva lujuriosa, sus outfits ideales, sus declaraciones llenas de desdén e incomprensión, sus triunfos, el orgullo en la cara del madridista de a pie también en la derrota…
A mí, que manejo otra escala de valores, el punto me supo a gloria porque nos evita el papelón que, desde hace un tiempo, vienen interpretando nuestros vecinos de la acera madridista...
Guardiola, en cuanto detecta un exceso de elogios hacia su persona, es el primero en torcer el gesto y apuntar hacia los jugadores.
Lo cierto es que todo queda un tanto deslucido sin el contexto monumental que imprimen al Clásico los grandes estadios.
Usar gabardina, por ejemplo, no lo convierte a uno en cruyffista. Ni tampoco comer Chupa chups, veranear en El Montanyà, saberse los ríos de Holanda, ...
Aquella lona en el corazón de la Castellana fue una jugada maestra, la versión moderna de la cabeza y la pica.
Un país que antepone la política al fútbol es un país en el que no merece la pena vivir.
Se esperaban muchas cosas de Ronald Koeman pero no que armase un buen equipo: ahí nos ha cogido a casi todos con el pie cambiado.
Para imaginar lo que debe estar sufriendo Ronald Koeman cada vez que un árbitro pita penalti, conviene ponerse en el pellejo del padre de Billy Elliot.
Los más violentos siempre encuentran a un candidato que les promete recuperar privilegios. Es lo que, en lenguaje culé básico, entendemos por voto útil.
Una bolsa de plástico es todo lo que necesita para manejarse con soltura en la vida.
Laporta dejó como herencia una plantilla de valor incalculable, una Masía vigorosa, unas secciones fuertes y bien estructuradas, a UNICEF en la camiseta…
Los tres penaltis de Mestalla, o los dos fallados por Sergio Ramos frente a Suiza pertenecen a esa categoría de las fantasías irrealizables.
La última comisión gestora que tripuló los designios del Barça se ocupó de cerrar el fichaje de Arda Turan, demostración práctica de que la diversión nunca termina del todo en la animada galaxia blaugrana.
Si el fútbol sigue siendo un pasaporte directo a la infancia, Ansu se ha convertido en un recordatorio constante de que las penas se quitan jugando a la pelota.
"Lo que importa es el dinero, el resto es conversación", decía Michael Douglas en Wall Street.
¡Corre como una gacela y pica como una faneca, Ali reinventado para el arte de jugar al fútbol!
A Koeman, más que un equipo de fútbol, le han entregado un marrón del que no saldrá indemne a menos que la afición sea consciente del momento que vivimos.
La nostalgia de Messi empieza a hacer estragos y todavía no se ha ido del todo, como esos amores de verano con los que cortas a mediados de julio.
Se atrevieron con Sarah Connor, con Johan Cruyff, con Pep Guardiola
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