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Umtiti y el Vietnam doméstico

Todos tenemos en casa algún mueble, algún aparato electrónico o algún familiar con el que nunca hemos sabido muy bien qué hacer. En casos extremos, los tres estorbos conviven de manera casi simbiótica, alimentando sus inutilidades hasta convertirse en un problema prácticamente irresoluble, en un pequeño Vietnam doméstico del que no puedes escapar, tan solo disimular que no existe fingiendo algo parecido a la ceguera: eso es, salvando todas las distancias, lo que el Barça estaba haciendo con Samuel Umtiti.

El francés, cosas de la vida, estuvo a un paso de convertirse en el mejor fichaje de una etapa presidida por la euforia y el pagafantismo, años donde el coste de cualquier traspaso era lo de menos porque al Barça -o más bien a sus dirigentes y fiscalizadores- parecía quemarles el dinero en los bolsillos. No juzgo, ojo. A mí me caen 200 pavos en la cuenta corriente y lo que hago es ir a un concesionario de Mercedes a preguntar por la nueva gama de deportivos. El caso es que Umtiti aterrizó en Barcelona a un precio razonable, se ganó la titularidad con solvencia y, a partir de ahí, los hechos se fueron sucediendo hasta convertirlo en un elefante dentro de una alacena.

Si el fuego se combate con fuego, que es lo que decía mi tío Manolo para justificar sus ingestas diarias de aguardiente, la corrección de los disparates pasados pasan por medidas de choque que, sobre el papel, resultan igual de disparatadas. Renovar al francés hasta 2026 para aligerar la masa salarial puede parecer una auténtica locura y, sin embargo, pocos son los aficionados del Barça que hoy discuten la decisión.

De una tacada, Mateu Alemany ha conseguido aquello que los más agoreros consideraban imposible hace apenas una semana: inscribir a los nuevos fichajes y sentar las bases para que futuras ofertas por el francés (especialmente en modo de cesión) pueden tener algún viso de prosperar. ¿Tiene usted algún primo o un cuñado apalancado en el viejo sofá de poliéster y jugando a la SEGA Mega Drive desde que Sonic era un aprendiz de Súper Mario? Pues entonces sabe de lo que hablo.