NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
Actualizado a

Jakub Jankto, jugador del Getafe cedido en el Sparta de Praga, compartió esta semana un vídeo en sus redes sociales afirmando su homosexualidad. Fue un gran paso para él y un pequeño gran paso también en la tan necesaria normalización del mundo del fútbol en cuestiones de sexualidad. “Como todos, quiero vivir mi vida en libertad, sin miedos, sin prejuicios, sin violencia. Y con amor. No quiero esconderme”, decía.

La respuesta de las personalidades y entidades del mundo del fútbol ha sido unánime, mostrando su apoyo al jugador. Desde la FIFA hasta compañeros en otros equipos, pasando por la mayoría de los clubes que siguen viendo en los valores un pilar básico de su desarrollo, todo el mundo del fútbol reaccionó de manera positiva. No cabe, en realidad otra respuesta posible.

Sin embargo, no son pocas las personas que han expresado la duda, malintencionada o no, de por qué debería ocuparnos a los demás con quién se acuesta un jugador de fútbol. ¿Nos debe importar la orientación sexual de los futbolistas? La cuestión fue planteada precisamente en esos términos por Clarence Seedorf a Thomas Hitzlsperger en 2017 en un encuentro de la FIFA sobre igualdad e inclusión. Seedorf preguntó al jugador alemán por qué salir del armario de manera pública y no dejarlo en la esfera privada. A la respuesta de Hitzlsperger, uno de los más importantes activistas por los derechos de las personas LGTBI en el mundo del deporte, no se le puede poner un pero. La traducción es mía: “Es importante que lo hagamos porque los futbolistas somos modelos sociales y podemos producir un cambio […]. Cada vez que se nombra la mujer de un futbolista, se está hablando de la orientación sexual de ese futbolista. ¿Por qué no debería yo hablar de mi sexualidad?”.

Es fundamental que haya más ejemplos como los de Hitzlsperger o Jankto. El necesario cambio es mostrar a los jóvenes que estén descubriendo su sexualidad que el mundo del fútbol es suyo, que aquí solo sobran los homófobos. Es fundamental que se siga trabajando este mensaje, sin descanso, día a día, desde los clubes, las gradas y las canteras. Y, por supuesto, también con el ejemplo de los jugadores.