El remake de la Copa

La Copa del Rey es el torneo de las sorpresas, aunque cada vez menos. A un solo partido siempre se producen resultados inesperados, pero la dificultad es repetirlos hasta alzar el trofeo. La realidad se ensaña usualmente con el débil. El UCAM Murcia puede lograr una gran victoria ante el Valencia Basket en cuartos, puede incluso disputar una semifinal a cara de perro ante el todopoderoso Barça, pero ahí frena la cosa… Si hubiera saltado también ese muro, esperaba el Madrid, otro gigante. El torneo de las sorpresas se queda, últimamente, en el torneo de una o dos sorpresas. Durante las últimas doce ediciones, que este domingo serán trece, azulgranas y blancos se reparten todas las coronas, seis para cada uno. Y de esa docena, ocho se han decidido con un Clásico. Hoy será el noveno. Datos rotundos.

El torneo de las sorpresas lo gana normalmente el Barcelona o el Real Madrid. Tiene lógica. Son dos plantillas diseñadas para conquistar la Euroliga, con presupuestos punteros en el continente, y con el soporte de un club de fútbol que cubre sus pérdidas. Frente a ello es difícil competir en España. Los últimos campeones diferentes de la Copa fueron el Baskonia y el Joventut en 2009 y 2008, dos históricos que ni siquiera han logrado clasificarse para esta fase final de Granada. Sí hubo un tiempo de mayor igualdad, impulsada por el patrocinio público o por los despistes fiscales, pero aquello se acabó. Salvo que encuentres un mecenas como Juan Roig en Valencia, es difícil echar un pulso a los dos mastodontes. Esta es la situación. Y así hay que aceptarla. La Copa tiene su magia, porque permite soñar a equipos como el Breogán, el Murcia o el Tenerife, aunque a la hora de la verdad aúpe a dos potencias de Europa. Un Clásico siempre es un Clásico. Y también es una de las grandezas de la ACB poder gozarlo. Así que disfruten de este remake, que viene, como siempre, con cuentas pendientes.

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