Surfeando en Los Cármenes

El único problema de los partidos cómodos es que gire el viento emocional y encuentre semi dormido al equipo que navegaba plácidamente. Algo de eso le ocurrió al Real Madrid después del cartesiano gol de Nacho Fernández, que acabó con mucha clase una acción prefijada por Modric y Kroos en un saque de córner. Era el 0-2 y el Madrid se movía sin dificultades frente al desdibujado Granada, que ha perdido demasiado vigor esta temporada. El partido, que apuntaba a suave entrenamiento, cambió con el tanto de Luis Suárez y varias llegadas del Granada, clausurada por el reloj. Se cerró el primer tiempo y el partido regresó a la beneficiosa calma para el Madrid.

Los actores principales (Kroos, Modric, Benzema, Casemiro y Vinicius) alcanzaron sus cotas habituales. Formaron un núcleo imparable para la floja defensa del Granada, equipo que se ha caracterizado en los últimos años por su solidez y energía. Esta vez fue un Granada transparente. Los atacantes del Madrid superaban líneas sin despeinarse. Asensio y Vinicius pudieron correr. Kroos y Modric produjeron todos los pases que quisieron, sensacionales en ocasiones. Benzema funcionó como pegamento de las dos líneas, trabajo perfectamente representado en el brillante cuarto gol, una maravilla delineada concretada por Vinicius a puerta vacía.

Espectacular. El partido confirmó por enésima vez que la media del Madrid es un regalo del fútbol. A Modric, Casemiro y Kroos solo les apura el calendario. Si juegan todos los partidos, la fatiga termina por dañarles. No son unos críos. Cuando dejan de jugar, basta que uno de ellos no figure en la alineación- y el Madrid se resiente irremediablemente. Titularísimos, por utilizar el famoso término de Manuel Pellegrini, es poco para definir la importancia de los tres centrocampistas.

Los jugadores del Madrid celebran un gol en el estadio del Granada en el último partido de Liga disputado.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Asensio respondió bien en Los Cármenes. Marcó pronto, con la derecha, en la jugada que más le conviene: arrancar entre los defensas, recibir el pase y aprovechar la potencia de su carrera. Por lo demás, es un excelente definidor. Clase le sobra; toque, también. En los últimos partidos, Asensio ha abandonado con frecuencia su confinamiento en la raya derecha del campo, donde sufre demasiado.

No es un extremo, y menos aún un extremo derecho. Tiene que girarse para el centro o para regatear, dificultad que favorece a las defensas contrarias, que aprovechan la costosa maniobra de Asensio para rehacer las líneas en su área. No es un jugador eléctrico en el regate corto. Asensio es poderoso y difícil de contrarrestar en carrera, en los regates largos. En posiciones interiores, por el carril del ocho más o menos, se encuentra en su elemento. Cada vez las frecuenta más. Los beneficios son notorios.

Una victoria tan fácil ocultó algún aspecto sospechoso en la respuesta defensiva del Real Madrid. Cuando el gol de Luis Suárez revitalizó al Granada, la defensa fue vulnerable. No logró imponerse y de nuevo fue necesaria la aparición de Courtois en escena. No es la primera vez que ocurre esta temporada. No se lo podrá permitir en partidos más exigentes que el de Los Cármenes.

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