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Carreño honra a los Juegos

La mejor manera de comprobar el respeto que tiene cada deporte por los Juegos es mirar si suspende su competición internacional durante las fechas que coinciden con su programa olímpico. El tenis no lo hace. Seguramente eso también explica por qué es una de las disciplinas que más ausencias de renombre ha acumulado en el plantel de Tokio 2020. El tenis se desarrolla en circuitos altamente profesionalizados, donde los jugadores muchas veces prefieren priorizar los premios, los puntos en las clasificaciones mundiales y la preparación de futuras metas, todos ellos dignos objetivos individuales, frente a la representación de su país en un escenario global. Por eso, los torneos ATP y WTA se han seguido celebrando sin rubor.

En uno de ellos, el domingo en Umag, el emergente Carlos Alcaraz levantó su primer título ATP, lo que celebró con el entusiasmo debido. Además igualó a Rafa Nadal, que también se estrenó con 18 años y dos meses. Alcaraz sigue algunos de sus pasos, no todos. Rafa debutó aquel año en unos Juegos en Atenas 2004, donde disputó los dobles con su ahora entrenador Carlos Moyá, sólo por el placer de ser olímpico. Alcaraz ha tenido la oportunidad de hacerlo, pero optó por sumarse a la lista de bajas, para jugar Umag y Kitzbühel. Hay renuncias que se pueden entender mejor, no al cien por cien, pero sí mejor, como son las de Rafa Nadal y Roger Federer, que tienen una edad, que arrastran achaques y que ya lucen oros olímpicos. Ambos se han borrado para preparar la temporada de Norteamérica, que culmina en el US Open. Sorprende más que a Alcaraz no le pique esa ilusión, aunque está en su derecho… En definitiva, otros muchos lo hacen. Esto es tenis. Y sus propios circuitos, que no paran, incitan a ello.

Quien sí se apuntó a Tokio 2020 fue Pablo Carreño, el español que más ha avanzado en el cuadro hasta alcanzar la penúltima ronda, la lucha por las medallas. Este viernes cayó en semifinales ante Karen Khachanov, un día después de haber tumbado al número dos, Daniil Medvedev, en el cruce de cuartos. Todavía tiene una oportunidad de subir al podio, porque este sábado luchará por el bronce, aunque para ello tendrá que doblegar al líder mundial, Novak Djokovic, una estrella que sí ha aceptado el desafío olímpico sin mirar otros intereses. Lo normal es que Carreño pierda, pero, aunque no suba al cajón, su gran victoria ha sido competir con tesón y solvencia, y estar donde había que estar: en los Juegos Olímpicos.