La tradición del Movistar

El centenario de Telefónica paseó este año a sus patrocinados deportivos por su céntrica sede de Gran Vía, la casa original, ahora remodelada. En ese corazón de la capital madrileña se presentó el Estudiantes de baloncesto, el Inter de fútbol sala y el Movistar Team de ciclismo. La compañía mantiene el apoyo a sus clásicos pilares, sin la exigencia imprescindible de liderar los escalafones de sus deportes, lo que demuestra la confianza del mecenas en los valores de sus apadrinados. La prueba fue el anuncio del presidente de la sociedad, José María Álvarez-Pallete, de la extensión del vínculo por cinco años más, hasta 2029.

Con la tranquilidad del futuro asegurado, el equipo ciclista masculino, acompañado por octava temporada por el femenino, ahora encabezado por Liane Lippert tras la etapa esplendorosa de Van Vleuten, centra sus objetivos en un calendario tradicional, con las dos carreras que han abrillantado su historia en el centro de la diana: el Tour y la Vuelta. Había cierto runrún de que su líder, Enric Mas, pudiera cambiar el paso esta campaña para probar en el Giro, pero finalmente centrará sus ambiciones en las rondas francesa y española, tan importantes para el equipo y el patrocinador. Mas sigue como jefe de filas, después de un notable final de curso, especialmente en la Vuelta y el Mundial, que ha afirmado unos galones que estuvieron en el aire. Nairo Quintana, un ciclista de vuelta, viajará al Giro junto a un ejército de guerrilleros.

No hay fichajes de renombre, salvo Pablo Castrillo,ganador de dos etapas en la ronda nacional, que tiene el reto de confirmarse entre los grandes, dentro de un equipo grande. Castrillo es una pieza de futuro. También Iván Romeo, campeón mundial sub-23 de contrarreloj. El Movistar es como la empresa que le patrocina: un equipo añejo, histórico, que mira al futuro. Tradición con vocación de modernidad.