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Valladolid

Escuchaba esta semana a un compañero valorar en la radio lo interesante o no de las 'nuevas' ruedas de prensa, ahora que ni periodistas ni afición pueden asistir a los entrenamientos y poner en tela de juicio actuaciones más allá de las de los partidos. Recordaba al hacerlo los mil y un tópicos que rodean al fútbol desde hace tiempo; desde el "no hay rival pequeño", "fútbol es fútbol", "el fútbol es así" o "su gol cambió el partido" hasta el "sí, bueno, ¿no?", y pensaba en aquellos que se instalan a menudo en estas fechas, con el "encaramos el partido como una final" como habitual actor principal.

En el entorno del Real Valladolid hemos escuchado varias veces ya esta frase, intentando otorgar el valor que tienen a los tres próximos puntos. Ocurre que, decía 'El Zapatones', que en gloria esté, que "las finales se ganan", y los blanquivioletas se han olvidado de hacerlo hasta el punto de echar al traste buenas actuaciones como las realizadas ante Sevilla y Barcelona con la perpetrada contra el Granada, más propia de un inicio titubeante que de la dichosa palabra; que de "un partido a cara de perro" (he ahí otro tópico más).

Lo acontecido en estas tres últimas jornadas ha provocado que "detalles" sea la palabra de moda en Zorrilla, puesto que, afirman, eso es lo que marcó el devenir de los tres últimos encuentros. Y así ha sido, seguramente, aunque convendría dejar de usarla como atenuante, que es lo que han hecho estos últimos días Kenan Kodro y Miguel Rubio. Porque, con perdón y con permiso de Sergio González, quien está "hasta las narices de que las buenas sensaciones no se traduzcan en puntos" es la afición, a la que le duele no sumar y le enfadan los paños calientes.

A 30 jornadas vista, o a las 38 que tiene el campeonato, es inevitable ser resultadistas, y más cuando el equipo está coqueteando con el descenso. Seguramente acierten todos aquellos que crean que en algunos casos el equipo se mereció más, pero hay que entender también a aquellos que demandan "datos, no piñón", que diría un meme con el que me topé hace unos días. Por seguir con estos, ceñirse tanto a los simples merecimientos me recuerda a uno que yo mismo utilizo en ocasiones por WhatsApp, cogido de Pantomima Full, y que satiriza con la frase "estoy tonteando bastante con una de Instagram".

El actual Real Valladolid es ese amigo que achaca su cojera jugando al fútbol a una lesión (spoiler: el amigo soy yo), que dice que si no fuera por su lesión de menisco (el medio, en mi caso), podría haber llegado lejos. Un día es la COVID (que pegó fuerte), otro las lesiones (que no cesan), otro que el árbitro perjudicó (que lo hizo en el Camp Nou) y al final se acaba casi normalizando hasta que el portero te marque por (va otro tópico) no mandar el balón al Continente. Pensará alguno al leer esto que no todo es malo, y es verdad, pero no menos cierto es que el Pucela se ha convertido en experto en despejar balones fuera del césped. En la 'Liga de tópicos' se encuentra en puestos de Champions. En la de verdad, las lesiones se lo impiden...