ALFREDO RELAÑO

El fútbol no merece ser mal mirado

Estos días se han cumplido 75 años del final de la Guerra Mundial en Europa y el hecho ha dado lugar a recuerdos de cómo se fue recomponiendo con rapidez la convivencia entre países poco antes en guerra.

Estos días se han cumplido 75 años del final de la Guerra Mundial en Europa y el hecho ha dado lugar a recuerdos de cómo se fue recomponiendo con rapidez la convivencia entre países poco antes en guerra. He echado en falta algo en los comentarios: el fútbol. En 1955 arrancó la primera Copa de Europa, con monarquías y repúblicas, democracias y dictaduras, capitalistas y comunistas, católicos, protestantes, ortodoxos y musulmanes. Con un 'Telón de Acero' que partía el continente "desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático", que dijo Churchill. Esa Copa de Europa nació cuando aún quedaban escombros por recoger.

Fue antes que el Tratado de Roma, germen de la Unión Europea. E incluyó, ya de salida, equipos del otro lado del 'Telón de Acero'. Lo saco a colación para defender los efectos benéficos del fútbol, ahora que oigo voces clamando contra el regreso de LaLiga (en este como en otros países) y porque el fútbol disponga de test y el Estado no. Es inquietante, desde luego, pero no sólo el fútbol dispone de test. Los tienen muchos sectores y empresas (la Seat, Mercadona, la banca...) para sus empleados, y todos sabemos de lugares donde pueden hacer y de gente que acude a ellos. Pero esto sólo trasciende si se trata del fútbol.

¿Por qué subsiste esa mirada oblicua hacia este deporte que tantísima gente sigue pero que es de buen tono degradar? Porque se profesionalizó pronto y eso le hizo objeto de críticas y rechazo. Ahora casi todo el deporte es profesional y al que aún no lo es del todo el fútbol coadyuva para sostenerlo, pero aún resuenan los ecos de cuando nos decían que no era más que una artimaña de Franco para que no pensáramos en otras cosas, pasando por alto que en democracias próximas y envidiadas el fútbol era igual de importante. En fin, que yo me alegro de que LaLiga vuelva, si Dios quiere, el coronavirus no lo impide y la autoridad no lo prohíbe.