Otro punto de sutura

Efecto Nadal. Mira que siempre he estado en tensión y metido en faena cada vez que he afrontado las horas previas de nuestra Selección, de mi querida España, que cantaría la recordada Cecilia. Pero cuando tu pecho y tu corazón se llenan de orgullo al contemplar a Rafa Nadal volver a coronarse en París como Rey de Roland Garros levantando el 14 solo ocho días después de la 14, cuesta asumir después estos partidos de España en la Nations League. Ya sé que no son amistosos y que al menos es competición oficial y no bolos recaudatorios, pero ante rivales de teórico medio pelo (como es el caso de la República Checa) es inevitable que se te acaben haciendo bola. Es como pasar de comer en un restaurante de tres estrellas Michelín (en España solo hay 11 y en todo el mundo 133) a conformarse con una comida de menú en el humilde bar del barrio. Al final te lo comes todo feliz y encantado... pero no es lo mismo.

Gavi vale por tres. Siempre hay algo a lo que aferrarse para no perder la fe. Una es Pablo Martín Páez Gavira, nuestro menor de edad que sigue comportándose con el espíritu, el ímpetu y la valentía propia de un jefe. En el descuento del primer tiempo, en el que no sabíamos si el exsevillista Vaclik sigue siendo o no un portero fiable al no recibir un solo remate, Gavi definió con destreza y precisión un remate raso que nos devolvía las tablas tras el desajuste defensivo que provocó el primer resbalón de la noche, acaecido a los tres minutos de juego. Los checos no mandan ni dominan la pelota, pero cada vez que la cogen te ganan la espalda por velocidad y te clavan el aguijón sin piedad. La defensa adelantada que propone Luis Enrique es magnífica si la ejecutas con la precisión científica que practicaba aquel Milan de Sacchi, que resultaba invencible. Pero en el 2-1, tras romper la línea del fuera de juego Eric Garcia al quedarse enganchado, dejó en evidencia que o mejoramos esa faceta o vamos a ser carne de cañón en Qatar. Hay tiempo para arreglar la avería de pizarra, pero permítanme que les diga que Eric Garcia no me parece el central más adecuado para dormir tranquilo con él en el once.

Asensiazo. Marco llevaba año y medio sin ir con La Roja. Parecía que el tren de la Selección se le iba con el asturiano en el banquillo, pero Luis Enrique le ha dado otra oportunidad y en media hora la aprovechó con creces. Nada más salir pegó un zurdazo brutal al palo de Vaclik y cuando estaba todo perdido asistió a Iñigo Martínez para que el León de Ondárroa salvase los muebles con un cabezazo imperial. El artista mallorquín tiene esa calidad que no sobra a este equipo, basado en una presión casi enloquecida y solidaria de todo el equipo. Pero la calidad no se negocia y Asensio puede ser la llave cuando todas las cerraduras parezcan cerradas. Bien, Marco, bien.

La Nations League. Conviene echar cuentas para llegar con opciones de liderar al grupo cuando termine esta fase en el mes de septiembre. Solo vale ser primeros y tenemos por delante a la Portugal de Cristiano (que le ha hecho un doblete a Suiza) y a los propios checos. Nos aventajan en dos puntos, lo que nos obliga a ganar a los colistas suizos en Ginebra el jueves y repetir faena el domingo ante los checos en La Rosaleda. Si no hacemos esos seis puntos habrá que pensar en otra cosa...

Vuelvo con Nadal. Me negaba a irme a la cama con cara de vinagre y por eso me he puesto repetidos los mejores highlights de nuestro Rafa Nadal en París. De nuevo he rescatado la fe y mi orgullo patrio recupera la sonrisa. Ojalá que la España de Luis Enrique se impregne de nuestro ESPAÑOL DE ORO.