Ahora toca remar a todos

Como decíamos ayer… El torrente de cancelaciones no cesa. Este viernes se han unido la Champions, la Premier, el Giro de Italia, la Europa League, el Masters de Augusta, la Bundesliga, la Libertadores, el Preolímpico de balonmano… El deporte camina hacia el cierre total. Ya casi no quedan eventos sin echar el candado. Dos de los que se celebraban esta semana se han bajado en plena marcha: The Players y París-Niza. Ahora la rareza es toparte con alguna competición viva, como el All England de bádminton, donde Carolina Marín aspira al título, ya metida en semifinales, antes de reencontrarse con el CAR clausurado y con la dura situación que padece Madrid. Los grandes campeonatos que sobreviven en los calendarios asoman a partir de junio, con la Eurocopa y los Juegos como joyas estelares. También los clásicos del verano: el Tour, el British, Wimbledon, la Vuelta, el US Open… La Euro tiene mala pinta, porque el fútbol sufre un duro retraso. Y Tokio 2020 se mantiene erguido, aunque por primera vez contempla oficialmente un posible aplazamiento de dos años.

La situación es nueva para todos. Los deportistas no sólo no pueden competir, sino que muchos ni siquiera se entrenan. Dos gremios tan dispares como los futbolistas y los piragüistas fueron enviados ayer a casa. Cuando pase el infierno, hay disciplinas que deberán agilizar otra pretemporada. En deporte es complicado el teletrabajo. También supone un terrible golpe económico para los organizadores que no reubiquen sus eventos, pero ni mayor ni menor que el palo que encajan otras empresas. El problema es colectivo. Ante este panorama, al deportista sólo le queda comportarse como un ciudadano más y trasladar a la vida el ejemplo que da en competición. Bromas como las de Gobert o Diego Costa están fuera de lugar mientras la humanidad sufre. Ahora toca remar todos juntos.

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