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La zorra cuidando a las gallinas

Muchas veces escuché a Jesús Manzano repetir la misma frase: ‘La zorra cuidando a las gallinas’. Han pasado 15 años de las denuncias de dopaje en AS que pusieron las bases de la Operación Puerto y la fábula continúa vigente. Ni siquiera es necesario cruzar la frontera. Hace una semana conocimos la sanción del presidente de la Federación Extremeña de Ciclismo, Pedro Romero, que se niega a dimitir a pesar de estar suspendido cuatro años por un positivo con la misma EPO que sonrojó a España con Juanito Muehlegg en 2002. Tampoco nadie le insta a ello. Estas cosas siguen pasando. También que la resolución de un recurso se retrase sin explicación hasta que el escándalo juzgado ha prescrito. O gastar 1,3 millones en un proceso para acabar con los nombres en el olvido. O dirigir los controles prioritariamente al deporte amateur, y hasta a carreras de viejas glorias.

La máxima expresión de la zorra cuidando a las gallinas es el dopaje de Estado, que este lunes ha sido castigado por la AMA con la sanción más rotunda de siempre a un país: cuatro años de suspensión a Rusia, una potencia que no podrá participar con su bandera y con su himno en competiciones internacionales como los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y de Pekín 2022. Un desenlace sin precedentes que no ha sorprendido a nadie, se veía venir desde hace tiempo, después de las reticencias rusas a colaborar para aclarar el embrollo. La Agencia Mundial Antidopaje, con la complicidad del propio COI, había dado la oportunidad a la RUSADA de reinsertarse a cambio de que permitiera una investigación a fondo, pero no sólo puso todas las trabas posibles al acceso a los ordenadores de su laboratorio, sino que luego entregó información manipulada.

En ese callejón, el caso no tenía otra fuga que una pena ejemplar. La medida era inevitable, pero que nadie piense que, como en las viejas películas de James Bond, el malo siempre es el ruso. Sin salir de las frases populares, convendría no olvidar que en todos los sitios cuecen habas.