El caso, sin embargo, ha vuelto a la casilla de salida. El comité de revisión ha detectado datos falsificados en aquellos ordenadores de Moscú y no ha recibido las explicaciones satisfactorias a las 31 preguntas aclaratorias que trasladó a la RUSADA, por lo que acaba de proponer una sanción de cuatro años, que dejaría a Rusia fuera de Tokio 2020 y Pekín 2022, y sin capacidad de organizar eventos. Advierte, eso sí, que los deportistas que demuestren su inocencia podrían competir con bandera neutral, lo que ya ocurrió en los Juegos de Invierno, o sucede en los Mundiales de Atletismo. La solución se conocerá el 9 de diciembre en París, pero Rusia se teme lo peor. Y quizá eso sea lo mejor para cerrar por fin un caso que siempre se ha resuelto a medias y que lleva camino de eternizarse.