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Siempre nos quedará el Chacho

Dijo Pablo Laso en El Larguero que si tuviera que reencarnarse en uno de sus jugadores sería en el gigantón Walter Tavares, 43 centímetros más alto que él. Como agradecimiento a las palabras del jefe, el pívot tuvo un arranque fulgurante en la Final Four, con 15 de valoración en el primer cuarto. El Real Madrid sumó 11 puntos de ventaja en los momentos estelares del caboverdiano. Pero Tavares se sentó, por el CSKA de Moscú saltó a la cancha el Chacho Rodríguez, y como si hubiera causa y efecto, la diferencia se estrechó hasta que el choque se igualó: 26-26. Partido nuevo. Fue la primera vez que el Madrid perdió una potable renta en esta semifinal. La segunda, que también resultó la definitiva, fue mucho más dolorosa, porque dejó a los de Laso sin la opción de luchar por la Undécima.

A 14 minutos del final, el Madrid ostentaba su máxima ventaja: 14 puntos (51-65). Todo parecía bajo control. Pero no es la primera vez que los blancos ceden una posición de privilegio similar, ya lo vimos también en la final de Copa ante el Barcelona. Hubo un momento clave en el último cuarto, más desgarrador aún por venir de quien vino. Sergio Llull falló tres triples seguidos. Y a partir de ahí se encadenó una serie de catastróficos sucesos, rematada por una técnica a Laso, que esta vez no pudo ser profeta en su tierra de Vitoria. El Madrid perdió 30-17 el último cuarto. Así no se puede. De Colo estuvo imperial en este tramo, bien acompañado por Sergio Rodríguez. El CSKA buscará este domingo ante el Efes su octavo título de Euroliga. No habrá Undécima en casa, pero siempre nos quedará el Chacho.