Messi, Cristiano Ronaldo y el regreso al podio que sueñan los futbolistas

El Balón de Oro. La coletilla de los premios individuales en un deporte de equipo choca de bruces con el anhelo que supone para cualquier futbolista conquistar el Balón de Oro. Eso es lo que nunca conseguirá el The Best, alcanzar el imaginario de cualquier estrella del fútbol y eso es lo que convierte el debate sobre este premio cada año en un bucle del que todos querríamos salir, pero somos incapaces de no retroalimentarlo. Serán pocos los que no consideren a Messi el mejor del mundo, que lo es de calle, lo cual no significa que tenga que ser reconocido como el mejor cada año, especialmente si su Champions y su Mundial fueron discretos.

Alegría por Modric. Es imposible no empatizar con lo que representa el centrocampista del Real Madrid, un futbolista hecho a sí mismo, un enclenque que se convirtió un gigante, un hijo de las dificultades que aprendió a superar todas las barreras, convertirse en la brújula de un Real Madrid glorioso y en el orgullo de un país con poco más de cuatro millones de habitantes, llevándolo hasta la finalísima del Mundial, para romper la década prodigiosa de Messi y Cristiano. ¿Pueden volver a ganarlo alguno de los dos? Por supuesto que sí, pero ya saben que el peso de la Champions es total. Si Barcelona o Juventus no conquistan el cetro continental, el sexto Balón de Oro será prácticamente inalcanzable.

La incredulidad de Griezmann. Confieso que era de los conspiranoicos que pensaba que era muy difícil que France Football no premiase a uno de sus internacionales campeones del mundo. Los que defendimos que Xavi o Iniesta deberían haber ganado el Balón de Oro de 2010, aferrados al éxito del Mundial en Sudáfrica, tendríamos que apoyar la opción de Griezmann, Mbappé o Varane para este 2018. En cualquier caso, hasta el propio Modric se cambiaría por Griezmann y daría todo lo que ha conseguido por haber ganado el Mundial con Croacia. La amargura del francés por no haberlo conseguido se compensa con su clase para asistir a la Gala. Eso es ser un gran deportista también.

La guinda de Simeone. Más allá de su espectacular obra futbolística como técnico del Atlético de Madrid, a falta de la Champions que aún no alcanzó, el Balón de Oro para Griezmann hubiese supuesto una guinda para todos los atléticos. Sin embargo, el Cholo no estuvo afortunado en la comparativa entre el Keylor del Levante y el Courtois del Atleti. Si es difícil luchar contra los grandes imperios del fútbol desde el Atleti, imagínense desde el Levante. A Keylor, como al Cholo, nadie le ha regalado nada. Más bien, al contrario.

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