Sin gol no se aprueba

Benzema lleva cuatro semanas sin marcar. Tras el doblete que consiguió contra el Leganés, parecía que el gato había encontrado un nuevo espacio en el equipo, ocupando la parcela de responsabilidad goleadora que le tocaba tras la fuga de Cristiano. El problema para Karim es que ese nuevo deber es diario, no como antes, cuando si en un partido o dos no olía puerta nadie iba a reprocharle nada porque el gol no era su misión principal. Ahora, en cambio, en cada partido que juegue el Madrid tiene el encargo de marcar y si no lo hace, por mucha participación que tenga en el juego, no cumplirá del todo.

Vivir con esa exigencia no es fácil, sólo la superan los futbolistas depredadores, capaces de aguantar la angustia de saberse examinados porque la han interiorizado como propia, los que nunca se irán felices de un campo si no han dejado su muesca en la portería contraria. Uno de esos es Diego Costa, que no marca en Liga hace tiempo y lleva en la cara esa frustración aunque gane el Atleti. Uno saldrá con el colmillo afilado, el otro con la chistera, pero si alguno no consigue marcar esta noche se irá con un suspenso a la cama y mosqueado con el runrún

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