Fernando Alonso despierta de la pesadilla

Los motores de la Fórmula 1 ya rugen. Hubo que darse un buen madrugón, tras una noche que nos robó una hora por el camino. Con la mañana aún oscura, había más luces en el vecindario. No estuvimos solos. Nos acostamos con Rafa Nadal como sorprendente número uno del mundo, tras la derrota de Roger Federer ante el 175º de la ATP, y nos levantamos para presenciar la no menos sorprendente quinta plaza de Fernando Alonso en el Gran Premio de Australia. ¿El final de una pesadilla? Atrás quedaron los quebraderos de cabeza del motor Honda, al que vimos echar humo en el coche de Gasly. Lejos del asturiano. Hace un año, Alonso se retiraba en Albert Park. Fue la primera de las 11 carreras que no pudo terminar. Este domingo no sólo acabó, sino que lo hizo en los puntos, en puestos privilegiados, por delante de Verstappen.

Sería excesivo decir que Alonso ha vuelto, porque para ello tendría que estar luchando por el podio, por la victoria o incluso por el Mundial. Pero Australia ha demostrado que Alonso sigue vivo y competitivo. A la conclusión del gran premio dijo que el invierno había sido largo… Tan largo como en Juego de Tronos: tres años de invierno e impotencia. Escribía Raúl Romojaro en la previa que había que “recuperar la ilusión por la Fórmula 1”. Creo que para muchos ha sido así. Más allá de Alonso, ocurrieron otras cosas en este estreno. Vettel le volvió a hacer la misma jugada a Hamilton, con fuertes dosis de fortuna. Los Haas se mostraron competentes hasta que sufrieron un grave error en boxes. Carlos Sainz acumuló problemas mecánicos, físicos y de pilotaje. Y no hubo azafatas en el circuito. ¿Alguien se dio cuenta?