Nadal sigue de fiesta en París

“París es una fiesta”, decía Ernest Hemingway, que coincidió allí en su juventud con la Generación Perdida, un grupo de ilustres escritores estadounidenses. “París es la ciudad más importante de mi carrera”, dijo este miércoles Rafa Nadal, que no cede el paso a la denominada Next­Gen, la generación de futuro de la ATP. El español tumbó al coreano Hyeon Chung, uno de sus integrantes, y se aseguró el liderazgo mundial a final de año. París volvió a ser una fiesta para Nadal, que ya se ha coronado diez veces en Roland Garros. Esta vez cambió el escenario, no la ciudad. Rafa nunca ha ganado el título de París-Bercy, pero este Masters 1.000 ya forma parte de su historia interminable, porque aquí se ha convertido, a sus 31, en el jugador con más años que acaba como número uno mundial.

Es la cuarta vez que el balear termina la temporada como líder: 2008, 2010, 2013 y 2017. Sólo le superan tres campeones: Sampras (seis), Connors y Federer (cinco). Y le igualan otros tres: McEnroe, Lendl y Djokovic. Historia de la raqueta. Han pasado nueve años entre la primera y la última. Rafa es un ejemplo de longevidad. No ha sido un camino fácil, todo lo contrario: ha sido un camino regado de lesiones y de inseguridades. “Hace un año ni soñaba con esto, es asombroso”, recordó Nadal, micrófono en mano, al término del partido. Hace un año, muchos le veíamos más cerca de la retirada que de la gloria. Seguramente, hasta él mismo. Nadal ha decidido prolongar su leyenda, ya habrá tiempo para la jubilación. E incluso cuando llegue, “siempre nos quedará París”, que diría Humphrey Bogart.

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