Tyson, cantera y las tradiciones del fútbol

Se puede hablar de genética o de tradiciones en el fútbol, de la manera en que ciertos equipos se perpetúan al margen de modas y novedades. Lo proclamaron el Real Madrid y el Sporting en el Bernabéu, duelo caracterizado por la resistencia madridista a la derrota, la importancia de los jóvenes de la cantera, el mérito de los equipos portugueses, capaces de reciclarse en un tiempo récord y presentar batalla en cualquier campo, y la mágica fórmula de un club para producir extremos en cantidades industriales y en tiempo récord.

El Madrid jugó mal, pero eso no le impidió parecerse al equipo de toda la vida, al de los buenos y los malos tiempos. Tiene interiorizado su papel como ningún otro en el mundo. Dispone de dos cualidades que todos temen: una pegada incomparable y una fe ciega en sus posibilidades. Cuando no le alcanza el fútbol, y no le alcanzó durante casi toda la noche, encuentra la manera de derribar al rival. Es el Tyson del fútbol y eso no es novedad. Viene de muy lejos, de la noche de los tiempos. Le sobran jugadores para esa función demoledora.

Le ayudan la historia y el Bernabéu, que ha visto incontables partidos similares al del martes. Sin ningún alarde, el Madrid marcó dos goles en los cuatro últimos minutos del encuentro, estrelló un tiro en el palo y se sucedieron las alarmas en el área del Sporting. Lo bueno de estas victorias es que se explican por la tradición y la hinchada las celebra sin hacerse demasiadas preguntas. Lo malo es que el Madrid tiene que hacerse preguntas que el resultado oculta. El partido se decidió sobre el minuto 70, con los cambios en los dos equipos. Zidane acertó con el ingreso de Lucas Vázquez y Morata. Jorge Jesús se equivocó con dos decisiones que enviaron el mensaje perfecto para la tromba final del Madrid. Retiró a Gelson y Adrien Silva, la mejor sociedad del Sporting en el partido y una amenaza que llegó a ser muy preocupante para la defensa madridista. Gelson, un extremo ligero y veloz, sembró el pánico durante 70 minutos. Su habilidad no encontró antídoto en Marcelo, un gran lateral cuando se agrega al ataque de su equipo, pero con discretísimas cualidades defensivas.

Había noticias del joven Gelson en la selección sub-21, pero su actuación recordó a la Sané, el mediapunta del Schalke 04 que deslumbró en el Bernabéu hace año y medio. Perteneciente a la escuela que alumbró a Futre, Figo, Quaresma, Simao, Cristiano y Nani, hay motivos para pensar en el salto de Gelson al primer nivel del fútbol europeo. El Bernabéu suele recompensar a los jugadores que demuestran clase, talento y coraje. Dicen que estaba fatigado, pero Gelson resultaba más valioso cansado que en el banco. La defensa del Madrid le sentía como una amenaza que terminó resuelta por el técnico portugués. Los cambios se entendieron como un mensaje estrictamente defensivo, el peor mensaje posible frente al campeón de Europa. El Madrid dedicó todos sus recursos a asaltar el área. Aunque tardaron en llegar los goles, la sensación de remontada se intuía en la atmósfera. Tres jugadores definen el viejo espíritu del Madrid: Carvajal, incesante en sus incursiones por la derecha, Lucas Vázquez y Morata. Tres de la cantera. No es casualidad. Lucas y Morata superaron claramente a Bale y a Benzema. No entendieron de dudas y pesimismo. Dijeron al Sporting: somos el Madrid y vosotros, no.

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