Tragedia en el último acto

La selección mexicana ha sanado en los últimos años de varios males crónicos. Ya no le tiene miedo a los adversarios más renombrados, sus jugadores ya prefieren salir de casa para jugar en importantes clubes del extranjero y, por fin, se ha dotado de un estilo reconocible para hacer las cosas. Unas veces salen bien y otras veces mal, pero la falta de pesos completos en su alineación ha favorecido la aparición de un juego colectivo consistente como el que se ha visto en esta Copa del Mundo de la que se despidió ayer en Fortaleza.

Brasil 2014 era una buena oportunidad. Pero el Tri no estaba curado de una de sus más recurrentes enfermedades: recibir los reveses de la tragedia en los últimos minutos de la historia. Cuando sus seguidores están descorchando la champaña para celebrar un éxito, otro triunfo.

En un partido jugado bajo un sol que debería estar prohibido por la FIFA, tuvo a raya a Holanda, que sólo a tres minutos del final consiguió con un rayo de Sneijder llevar el empate al marcador.

Media hora más de penitencia en un horno para ambos sería la consecuencia inmediata de ese terrible mazazo, pero en una genialidad de Robben, provocó un penalti de Rafa Márquez cuando ya caía el telón del entreacto.

Huntelaar, que salió de refresco desde el banquillo, se convirtió segundos después en el nuevo nombre de las pesadillas que el Tri tendrá varias noches, quizá varios años. Les quitó la gloria de la sudada palma de la mano cuando sólo había que apretar el puño para quedarse con ella y seguir soñando en este Mundial.

México logró tal empaque en su alineación titular, tanta seriedad y tanta solidez, que la distancia con los suplentes se hizo inmensa. Por eso cuando Herrera tuvo que hacer algún cambio se resintió sin encontrar normalmente las soluciones que han ofrecido los jugadores habituales.

Parecería que México entregó las mismas cuentas que en los anteriores cinco Mundiales: el quinto partido ya parece más inaccesible que salir a cenar con Giselle Bundchen. Pero en realidad entregó más y esa es una lección para el futuro: reconstruyó los hierros torcidos de la eliminatoria para caer con el subcampeón del mundo en los últimos cinco minutos.

Algún día sabrá resolver, parece estar en el camino, esa enfermedad que se le hizo crónica y sabe tan feo. Tiempo al tiempo.

Francisco Javier González es vicepresidente de contenidos de Estadio TV de México y presentador de Pasión en TDN Sports.

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