Decepción... pero con optimismo

Esperaba algo más de la calificación de Alonso en el GP de España. Habíamos hablado tanto de las evoluciones del Ferrari que, la verdad, pensaba que el asturiano podría luchar por la pole. Además, el viernes invitó también al optimismo, pero a la hora de la verdad el piloto o la máquina no han estado a la altura de las expectativas, porque en estos casos creo que resulta difícil realizar el reparto de responsabilidades. Pese a todo, estoy animado sobre las posibilidades de Fernando hoy en Montmeló, porque ya sabemos que tanto él como ese coche rojo son de los que se crecen en carrera, con un ritmo muy solvente y una buena gestión de los recursos disponibles en cada momento. Así que confío en que la decepción del sábado deje paso a esa satisfacción que tanto deseamos.

No me convenció la calificación, además, porque dejó en una situación delicada a Alonso en la parrilla. Sabemos que arranca bien, que es valiente y habilidoso, pero eso no significa inmunidad ante los riesgos de una salida de alta tensión. Para ganar posiciones en esos primeros metros hay que jugársela, no queda otra. Y entonces las cosas pueden salir bien, regular... o mal. Adelantar parece casi obligado para que el español pueda cimentar sus opciones al triunfo, porque si pierde el ritmo de los mejores siempre resulta complicado recuperar el terreno perdido. Pero también creo que debe medir con precisión lo que pone sobre el tapete, ya vimos lo que ocurrió en Malaisia... Así que otra salida emocionante y, a partir de ahí, a cruzar los dedos. ¡Suerte!

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