Crisis en los tres equipos vascos

Esta temporada, ser seguidor de un equipo vasco en Segunda es sinónimo de sufrimiento. La Real está atada de pies y manos por las restricciones económicas, la descomposición de su masa social y los golpes de timón en la presidencia. Lillo está afrontando la cara más desgraciada del fútbol: perder o empatar partidos que das por ganados. El ascenso está a cuatro puntos. El Alavés optó por destituir a José María Salmerón pero él no era el problema. El equipo se hunde en la crisis económica y deportiva y la llegada de Javier Mandiola no ha alterado nada. La venta de Toni Moral ha aliviado los agobios de caja, pero no los deportivos: cuatro partidos consecutivos perdidos y sólo un punto sobre el descenso.

El Eibar es el más experimentado en navegar en estas aguas turbulentas. Se sabe el argumento, aunque su rendimiento es mediocre. La suma de 10 puntos de los últimos 30 le sitúan sólo dos plazas por encima del descenso. Ha perdido a Toquero, recuperado por el Athletic, por lo que se seca una de sus escasas fuentes goleadoras. Tres equipos, tres situaciones diferentes y muchos motivos para estar preocupados.

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