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Vinicius marca territorio

Cuando se esperaba a Mbappé, que hizo lo que ha venido a hacer, mandó el de siempre. No hay futbolista tan diferencial, por más que se empeñen algunos en desacreditarle todavía a estas alturas, que Vinicius. En invierno y en verano. En pleno agosto, con un Madrid casi de vacaciones, volvió a decretar su autoridad por una pura cuestión de talento. Estuvo en cada una de las jugadas de ataque del equipo de Ancelotti, demostrando su superioridad para impulsar, más si cabe, su estatus. Si de alguna forma su condición de tótem en el Madrid está amenazada, rápidamente se encargó de finiquitar cualquier tipo de debate. Vinicius hay uno y es el mejor.

Y eso que tuvo enfrente a un equipo peligrosísimo como es el Atalanta. Gasperini no tocó su sistema, 1-3-4-3, pero sí matizó su reconocida pulsión ofensiva. Fue un bloque menos agresivo hasta que se vio perdido y jugó con una marcha menos de lo habitual. Al final, derrapó por sus propios errores en la salida de balón, que descosieron a su eje defensivo ante un Madrid que golpea y luego pregunta. Porque el Atalanta tuvo sus momentos, con Lookman a la carrera y las incorporaciones de Zappacosta por la derecha ante las que nadie de los de Ancelotti replegaba, pero se topó con el aura de gigante de Courtois.

Fue un partido típico del Madrid. Pareció que no estaba, abocado al desorden y echando en falta el criterio de Kroos, pero de un plumazo salvó la papeleta por una buena posición en el campo ante el riesgo que asumía el Atalanta en la construcción. Vinicius puso la mecha, Valverde la prendió y Mbappé celebró su llegada de la mejor manera. Hasta en agosto, casi sin piernas, el Madrid de Vinicius mete miedo.

Morder con sentido

Ampliar

Musso busca a Zappacosta, pero el Madrid orienta perfectamente la presión hacia ese lado para recuperar y orquestar la recuperación que dio pie a la jugada de Vinicius en el 1-0.

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