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Fallout 3

Fallout 3

Fallout 3, guía completa - Take it Back! (Project Impurity)

Imprecindible manual de supervivencia para este mundo post-apocalíptico.

Actualizado a

Lo primero que debemos hacer es informar a la centinela Lyons que el Enclave tiene en su poder el G.E.C.K. y va a llevar a cabo una última ofensiva para hacerse con el Proyecyo Purifier. Además le damos el virus para que lo analicen.

Antes de volver a hablar con la centinela Lyons debemos saber que ésta es la última oportunidad para seguir buscando aventuras a lo largo y ancho de Washington. Aceptar la misión nos lleva al final irrevocable del juego.

Sea cuando sea que aceptemos, es la hora de machacar por fin al Enclave. Para ello, los científicos de la Hermandad han recuperado un androide gigante de la guerra. Su nombre es Liberty Pride y, francamente, él sólo se basta para acabar con el enemigo. Lo único que tenemos que hacer es seguirlo hasta el monumento a Jefferson con la precaución de tener cuidado de las bombas y misiles que le mandan. A él no le pasará nada pero nosotros podemos irnos al otro barrio. Por cierto, los comentarios del robot no tienen desperdicio pues se cree que está todavía luchando contra comunistas chinos.

Una vez más nos hayamos en el monumento a Jefferson. Nos dirigimos a la sala de mando, donde nuestro padre la palmó heroicamente. Allí nos espera el pesado de Autumn. Después de decirnos cuatro tonterías nos lo cargamos a él y a los suyos. Entonces llega el momento de la verdad. Aparece la centinela Lyons y la doctora Li nos habla por el comunicador. Nos dice que lamentablemente la única manera de poner en marcha el proyecto es manualmente y, como recordaremos, esta irradiado hasta las trancas. El caso es elegir entre Lyons y nosotros. Como somos machotes, nos ofrecemos y dejamos a la capitana de la Hermandad a un lado. Nos metemos en la sala y manejamos el ordenador. Tenemos que encontrar la clave secreta de papá para poner en marcha el proyecto que dará una segunda oportunidad a la humanidad. Nadie nos ha dicho nunca el código pero no es difícil de adivinar. ¿Os acordáis del salmo favorito de nuestra madre y que James se encargaba de repetir continuamente? ¿No? Pues está en nuestras notas tomadas a lo largo de la odisea que hemos vivido. En efecto, es 216.

Una vez metido el código, es hora de disfrutar del final de este formidable juego… sea cual sea el final que os hayáis merecido.