Drakan: Order of Flame
Drakan: Order of Flame - Runafilada, la Grieta y Navarros
Monta a lomos de tu dragón y adéntrate en el fantástico mundo de Drakan.
RUNAFILADA, LA GRIETA Y NAVAROS
Volamos al norte para entrar otra vez por el gran agujero y seguimos adelante, matando dos dragones, hasta ver el portal abierto, abajo a la derecha, por donde nos metemos. Vamos hasta la cueva de delante, aterrizamos y seguimos adelante montados en nuestro dragón. Al llegar al pequeño altar en forma de garra, bajamos y colocamos la runa de lava en él, con lo que la lava bajará y, frente a nosotros, al otro lado, veremos una nueva entrada. Nos montamos en Arokh y vamos hasta ella, para descender y entrar. Estamos en la "capilla de Runafilada" pero la mítica espada está encerrada dentro de un bloque de hielo. Vamos a la izquierda y movemos la palanca tres veces. Salimos y volvemos a montar en Arokh para emprender el vuelo. Sobrevolamos el techo de la capilla y nuestro objetivo ahora es que Arokh dispare su fuego para encender la gran antorcha que se ve desde el agujero abierto en el techo. Una vez encendida volvemos a bajar y a entrar en la capilla. Movemos la palanca otras tres veces más y vamos hasta la gran estatua del arquero que está al otro lado de la sala. De su pedestal pulsamos el botón verde y con esto disparará una flecha que romperá el hielo que encierra la espada. Ahora solo tenemos que ir hasta el centro, subir la rampa de caracol y coger la "Runafilada".
Regresamos junto a Arokh, salimos de ésta cueva caminando con él y, fuera, volamos matando más dragones. Subimos por el agujero del techo de la primera y salimos por el portal y luego por el siguiente, donde en una animación llegamos al vórtice, montados en Arokh y con runafilada alzada, y entramos en él matando más dragones durante nuestro recorrido.
Aparecemos en una inmensa cueva oscura, con montañas blancas al fondo, pero que no son tales ya que si nos fijamos respiran. Ya no tenemos ningún mapa al que seguir y a partir de ahora las cosas van a ser más complicadas aunque ya nos queda poco. Debemos matar a todos los dragones que nos están molestando antes de poder hacer nada más. Y una vez muertos debemos ir hasta una de las cuatro repisas que hay a los lados de esta inmensa caverna, concretamente a la que tiene una puerta a su derecha.
Entramos por ella, que se abrirá al acercarnos si hemos matado a todos los dragones. Cogemos el camino ascendente de la izquierda y atravesamos el puente. Delon ya ha sido poseído por el maligno y nos ataca. Luchamos contra nuestro propio hermano y con tres o cuatro golpes de Runafilada, esquivando sus disparos con nuestra misma espada, le vencemos. No le matamos pero cae al vacío, al centro del vórtice. Y, de repente, todo empieza a temblar y del mismo vórtice aparece Navaros.
Arokh, rápidamente, viene a ayudarnos y salimos volando. Ahora estamos frente a nuestra última misión, que no es otra que acabar con Navaros. Volando sobre Arokh miramos hacia abajo y vemos al maligno cuya presencia es en forma de cuatro cabezas de dragón. Debemos atacar y cortar las cuatro cabezas, pero debemos hacerlo de una en una, independientemente. La mejor forma de matarlo, quizás su único punto débil, es disparar el rayo de Arokh en la garganta de las cabezas y, mientras, debemos evitar sus mordiscos y esquivar los disparos de las otras cabezas.
Y una vez cortadas las cuatro cabezas asistimos a la animación final del juego. Entramos en el vórtice de salida, volando con Arokh, mientras todo estalla detrás nuestro. Aparecemos en un extraño edificio y vemos a través de un espejo como Delon sigue cayendo al vacío. Se supone que no hemos podido rescatar a nuestro hermano y encima Navaros no está muerto del todo, ya que su risa resuena por toda la habitación cuando vemos a nuestro hermano. Y con una promesa de que va a regresar nos preparamos para esperar el Drakan 2 y así quizás podamos volver a ver a Delon y acabar para siempre con el maligno Navaros.