Massimo Moratti dejó Barcelona con el convencimiento de que un trueque entre Samuel Etoo y Zlatan Ibrahimovic es prácticamente imposible. Durante la cena en uno de los restaurantes más caros de la ciudad, que regenta un amigo y defensor incondicional de Joan Laporta, el presidente culé le dejó claro al empresario italiano que Etoo no quiere irse este año del Camp Nou, consciente de que su cartel ha subido notablemente después de una campaña triunfal y una final europea en la que marcó uno de los dos goles ante el Manchester United.
Así las cosas, Moratti puso las cartas sobre la mesa: si el Barça quiere a Ibrahimovic tendrá que pagar 65 millones de euros, cifra a la que Laporta deberá sumar los muchos ceros a la derecha que supone la ficha del jugador mejor pagado del mundo.
Alentador.
En este sentido, el agente de Ibrahimovic lanzó ayer un mensaje de esperanza para los culés. "Si los dos clubes se ponen de acuerdo, por nosotros no habrá problemas. No es una cuestión de dinero", dijo Pino Raiola, quien también quiere colarle al Barça a su cliente Maxwell Cabelino, un lateral zurdo, sabedor de que Pep Guardiola anda en busca de un suplente para Eric Abidal.
En tanto, José Mourinho ha pedido tres fichajes para reforzar al Inter, y uno de ellos es un punta, lo que puede dar una señal clara de que cuenta con la marcha de Ibrahimovic.
No están para un gran gasto
Aunque Joan Laporta asegura públicamente que el Barcelona "podría afrontar un fichaje como el de Kaká" por el Real Madrid, tasado en 65 millones de euros, lo cierto es que la tesorería del Camp Nou no está para grandes gastos. La obtención de la triple corona supone un desembolso de 39 millones de euros en concepto de primas, una parte de las cuales -las correspondientes a la victoria en la Copa del Rey- no estaba presupuestada, lo que provoca un desequilibrio contable que la directiva intentará subsanar antes del próximo día 30, cuando acaba el ejercicio. La intención de la junta es presentar un nuevo balance con superávit, lo que Laporta aprovechará para insistir en que se elimine la exigencia de avales.
