La empresa propietaria del club, la Southampton Leisure Holdings, quedó bajo control judicial a principios de mes. Sus dificultades financieras se deben en gran parte a la construcción de un nuevo estadio para 30.000 espectadores, algo que se convirtió en un serio problema a partir del descenso a la Segunda División en 2005.
Dicho endeudamiento ha condenado al Southampton, lo que significa que si el conjunto de la costa sur de Inglaterra cae al descenso debido a su rendimiento en el campeonato, la sustracción de los 10 puntos se hará efectiva la próxima temporada.