La afición de San Mamés tiene memoria. Y también es agradecida. Casillas es uno de esos futbolistas a los que se reconocen sus aciertos, en este caso más allá del terreno deportivo.

La pasada temporada, el Real Madrid-Athletic coincidió con la vuelta al fútbol de Gurpegi después de dos años de sanción. Iker estuvo de diez. En un momento del encuentro, en uno de los fondos del Bernabéu empezaron a gritar "Gurpegi, yonki" y el portero no lo dudó a la hora de mandar callar a los que se metían con el centrocampista vizcaíno. Es más, instantes después se acercó al futbolista rojiblanco para decirle que estuviera tranquilo, que no pasaba nada y que siguiera jugando sin preocuparse. El gesto portero caló, hasta el punto de que en algunos foros de aficionados del Athletic han pedido un detalle hacia Casillas, al que la grada también recuerda por haber capeado con resignación la lluvia de objetos que le cayó encima en su última visita a La Catedral. Después llegó lo de Gurpegi.