"Siempre he sido más pelotari que futbolista"

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"Siempre he sido más pelotari que futbolista"

"Siempre he sido más pelotari que futbolista"

AS hace volver a Del Horno a sus orígenes en el trinquet de Pelayo

Todos conocen a Del Horno por haber cabalgado durante los últimos ocho años por el carril izquierdo del Athletic de Bilbao, Chelsea, Selección y Valencia. Pero lo que muy pocos saben es que el mundo del fútbol estuvo a punto de perder a un hombre que podría haber ganado la pelota vasca profesional.

Entre Asier y este deporte nació un idilio que encuentra su punto de origen en el frontón de su pueblo, la localidad vizcaína de Gallarta. "Mis padres cogieron el bar del frontón que teníamos al lado de casa. Y yo hacía mi vida allí. A casa iba sólo a dormir. Comía y cenaba allí, dándole a la pelota en todo momento. Entonces todos los de la cuadrilla nos pasábamos el día jugando a la pelota. También era una época en la que en mi pueblo no había la afición que hay ahora al fútbol", revela un Del Horno que no duda a la hora de mostrar sus preferencias como aficionado entre los dos deportes de sus amores: "Me gusta más la pelota que el fútbol, pero es que hasta los 12 ó 13 años, que me dijeron mis amigos de ir a jugar al fútbol, sólo practicaba pelota. He estado toda mi vida en un frontón. Así que bien puedo decir que siempre he sido más pelotari que futbolista".

Estas palabras dejan atónito al otro invitado de lujo en este encuentro organizado por AS. Álvaro Navarro está considerado como uno de los más grandes (para muchos, el que más) en la historia de la pelota valenciana. En su palmarés, entre muchos otros trofeos y galardones, destaca el récord de ocho triunfos en el torneo individual de la Comunitat Valenciana y tres por parejas. "Es digno de alabar que un futbolista como Del Horno tenga estos sentimientos hacia la pelota. Es muy importante para un deporte minoritario como el nuestro que él diga que se siente más pelotari que futbolista. Pero es que viene de donde viene. Ojalá aquí la pelota tuviese el mismo arraigo que allí", explica un Álvaro que, por su trayectoria, es el mejor anfitrión posible para mostrarle a Del Horno los secretos de la pelota valenciana, además en el escenario con más solera de la Comunitat, el trinquet de Pelayo. "Es alucinante. Nunca había entrado a un trinquet. ¡Yo estoy acostumbrado a los frontones vascos!", exclama impresionado el lateral ché, que se interesa por el tipo de pelotas y los esparadrapos que se colocan los pelotaris en las manos, al mismo tiempo que escucha atento las diferencias entre la modalidad vasca y la valenciana en palabras de Álvaro: "Lo que más las distingue son las pelotas de juego, que pesan más allí, la rapidez y el campo, porque ellos disputan sus partidas en un frontón, que aquí no se suele utilizar".

Tras escuchar esto, a Del Horno le entran el gusanillo. Se mete al vestuario junto a Álvaro para equiparse como toca, coge una de las pelotas y manda al de Faura al otro lado de la cuerda. Tras unos minutos de calentamiento cara a la pared, como si de un frontón se tratara, se pone en marcha una improvisada partida en la que el vasco muestra su destreza tanto con su mano 'buena', la izquierda, como con la 'menos buena', la derecha. "Pues le pega bien, eh", destaca Álvaro. A lo que el valencianista replica: "A mí se me daba muy bien. Quedé dos veces campeón de Euskadi con el club de Gallarta. Y disputé finales contra jugadores que ahora son profesionales. Eso ahora me hace ilusión. Incluso siento envidia. Más aún cuando subo en verano y me veo poco suelto para jugar. Hasta tengo que hacerlo con palas y todo, porque las manos no aguantan el peso de la pelota. Pero es un mundo muy bonito".

Aún así, con el paso de los años, Del Horno no se arrepiente de haber encaminado su carrera profesional hacia el fútbol: "Sé lo que es jugar en un frontón lleno, algo muy bonito. Pero eso de salir a un estadio con 80.000 personas impresiona y gusta mucho. Por ganas sí me habría gustado ser pelotari profesional, pero creo que elegí lo correcto. Soy muy feliz jugando al fútbol".

Se acaba la partida de pelota y tras un intercambio de golpes, ahora con el balón de fútbol (Álvaro se defiende), nuestros dos protagonistas se dan la mano y Asier acoge con ilusión la invitación de Álvaro y de Arturo Tuzón, el dueño del trinquet, para ver en directo una partida de las que habitualmente se disputan en Pelayo: "Eso está hecho. En cuanto tenga libre, me vengo. Os lo aseguro. Me ha encantado la pelota valenciana".