Munitis es el fantástico

Primera | Racing 0 - Barcelona 0

Munitis es el fantástico

Munitis es el fantástico

Lideró a un Racing que jugó 22' con diez. Smolarek debutó y lo echaron injustamente a los 13'. Valdés salvó al Barça. Henry y Deco fueron suplentes

Pedro Munitis merece un lugar bajo el sol de los mejores, junto a ese cuarteto estelar que forman Messi, Etoo, Ronaldinho y Henry. Munitis es el quinto fantástico, aunque juegue en el Racing. Él personificó la lucha de un equipo sólo inferior en la nómina de cracks, pero enorme en capacidad de lucha, en orden defensivo y en tesón para aguantar, como lo hizo, 22 minutos finales con un jugador menos. Enfrente no tenía a un cualquiera, sino a todo un Barcelona, que se permitió el lujo de empezar el partido con Deco y Henry en el banquillo. Un Barça que, como si el tiempo se hubiese detenido el 17 de junio, sigue con las mismas virtudes e idénticos defectos que le hicieron lanzar la pasada Liga por el sumidero.

Rijkaard no sorprendió con la alineación titular. Dejó a Deco en el banquillo en busca del músculo que aporta Touré, y también relegó a la espera a uno de los Cuatro Fantásticos, el francés Henry, acaso porque resultaba más cómodo importunar ligeramente al recién llegado que molestar a las primeras de cambio a Etoo, aunque haya vuelto con jet lag de su viaje a Japón con Camerún.

El libreto de Marcelino para el Racing también se ajustó al ensayo general de los días previos: dos líneas muy juntas, presión sólo en campo propio y lanzamientos para la extraña pareja Munitis-Bolado. Una vez que se aseguraba el control del balón en posiciones de ataque, entonces aparecían desde la segunda línea el infatigable Colsa, el intermitente Serrano o, menos a menudo, Duscher, Pinillos o algún otro.

El fútbol se empeña en demostrar su costado cachondo cada vez que le viene en gana, así que ayer, ante tanto fantástico vestido de blaugrana, lo más interesante del primer tiempo lo pusieron Serrano (minuto cinco), Duscher (nueve) y Colsa (22) por parte del Racing, con sendas ocasiones claras de gol; y Xavi, que aprovechó un excelente pase de Ronaldinho a los 44', aguantó una carga que bien pudo ser penalti y sacó una vaselina que Luis Fernández, en boca de gol, evitó que se transformara en el 0-1.

Las bandas del Barça fueron como los índices máximo y mínimo de una Bolsa enloquecida. Zambrotta emborronó todo lo bueno que venía aportando desde que se asentó en el lateral derecho (las mejores ocasiones del Racing fueron gentileza suya), mientras que Abidal se ofreció a menudo con velocidad y sacó un par de buenos centros que no encontraron buen remate.

La segunda mitad comenzó con Ayoze en el puesto de Luis Fernández, que había visto una amarilla. Enseguida Marcelino se decidió a estrenar al polaco Smolarek, y los problemas para la pareja central del Barça, Thuram-Oleguer (en ausencia de Puyol, lesionado, y Milito, sancionado), se multiplicaron. Diez minutos le bastaron a Smolarek para probar el tiro a Valdés, pero una pierna salvadora de Thuram desvió su disparo a córner.

Primeras dudas. El problema fue que en Polonia no hay árbitros como los españoles, cosa que Smolarek no sabe. El polaco se lanzó a pies de Abidal con demasiado ímpetu, llegó algo tarde e impactó en una espinilla del francés. Muñiz le enseñó la roja directa, así, sin más, para que las primeras dudas en torno a los errores arbitrales cuando juega el Barça no se hagan esperar.

Los 13 minutos del polaco dejan la esperanza de que el Racing no añore eternamente al grandote Zigic. Con diez, Marcelino apuntaló al equipo con Cristian y tocó a rebato, ante lo que sería un asedio del Barça. Henry había entrado poco antes, en una decisión discutible de Rijkaard (quitó a Messi, cuando Etoo estaba visiblemente peor), y Deco ya estaba en el campo, por el intrascendente Touré. Henry dejó lo único reseñable del Barça en ataque, un tiro al poste a los 86'. Y el resto fue un ejemplo de lucha del Racing, personificado en un Munitis fantástico como nadie, que a punto estuvo de comerse el pastel a los 89', pero Valdés (el mejor del Barça) lo impidió con una salida a tiempo.

Y se acabó. Rijkaard tiene trabajo. Mucho. La suerte para él es que tiene mucho donde elegir.