Nápoles y Juve igualan en el duelo de la añoranza

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Nápoles y Juve igualan en el duelo de la añoranza

Nápoles y Juve igualan en el duelo de la añoranza

AP

Napolitanos y turinese empataron (1-1) en un encuentro con sabor nostálgico. El empate sitúa a la Juve cuarto, a tres puntos del líder Génova, y deja sexto al Nápoles, a un punto de su rival de hoy

El Nápoles y el Juventus Turín se repartieron los puntos (1-1), en el partido que cierra la décima jornada de la Segunda división italiana, y que había levantado una inusitada expectación al ser el primer enfrentamiento de ambos en esta categoría y tras los descensos burocráticos de ambos clubes.

La confrontación rompió todo récord de expectación y asistencia para la Segunda división italiana. Estaba en juego algo más que los tres puntos para los napolitanos, era "mucho más" que un partido. Demasiado difícil de entender para quien no comprende Nápoles.

Pero es que Nápoles, el fútbol italiano -también el mundial- recobraba toda la pasión, orgullo y confrontación que en Italia conlleva el duelo norte-sur. Da igual que se haya visto por vez primera en la "división de plata", pues un Nápoles-Juventus es siempre "el máximo", tanto en lo deportivo como en lo social.

Se confrontan el "obrero" sureño y el "empresario" norteño, una ciudad golpeada por el paro y la criminalidad organizada contra otra rica y considerada la más "aristocrática" del país.

Una lucha a la que en lo deportivo dio lustre a finales de los años 80 el argentino Diego Armando Maradona, que con la magia de sus botas devolvió el orgullo social a Nápoles.

Le dio deportivamente dos títulos ligueros (1986-87 y 1989-90) y una Copa de la UEFA. Pero también les hizo soñar a los napolitanos un mundo mejor: hizo realidad el deseo de que el "pobre" derrotase al todopoderoso y orgulloso "patrón", que en el fútbol representaban el Milán de Silvio Berlusconi y el Juventus Turín de la familia Agnelli. Dos grandes imperios económicos que comandaban el país.

Eran duelos épicos, donde Maradona lideraba el Nápoles y Michel Platini al Juventus; dos genios con personalidades bien distintas, como un presente tan dispar que ve al francés intentando convertirse en presidente de la FIFA y al argentino siempre fuera del "sistema" y critico con este organismo.

No es de extrañar, pues, que hoy el "San Paolo" viera a rebosar sus 65.000 localidades. Algo no alcanzado esta semana en ningún encuentro de la máxima división transalpina y sólo igualado esta campaña por el derbi milanés Milán-Inter (3-4).

La reventa, que tiene en la pícara Nápoles su cuna, hizo su agosto. Se llegaron a pedir y se pagaron unos 200 euros por una entrada. Una cifra muy elevada para una zona golpeada por el paro.

Gran expectación

La expectación era tal que, junto a haber visto ya hace semanas agotado su taquillaje, llegaron un elevadísimo número de peticiones de acreditación de parte de los medios informativos (casi medio centenar de prensa extranjera).

El partido, que en Italia se pudo ver por un canal televisivo de pago -aumentó su número habitual de peticiones de "enganche" para verle- también fue solicitado por varias televisiones extranjeras.

Incluso, para premiar a la amplísima colonia de emigrantes italianos en los cinco continentes (especialmente en Suramérica), se decidió este mismo lunes que fuera transmitido vía satélite por el canal internacional de la televisión púbica italiana (RAI).

Nápoles ciudad se vio ya desde primeras horas contagiada. En sus rincones, bares, negocios, calles afloraron banderas, camisetas, los distintos objetos con los colores azul claro del club napolitano. Más que un lunes de trabajo parecía todo un día festivo.

Una fiesta que tuvo, lógicamente, su mayor calor y color en las gradas del repleto "San Paolo", que ya vio banderas, pancartas y registró cánticos desde horas antes del inicio del partido.

El fútbol devolvía alegría a una Nápoles que en los últimos días, junto a su continuó problema de "basuras", ha visto su nombre en las portadas de todo el mundo debido a la decena de muertes registradas por asesinatos de la "criminalidad organizada". Ello provocó que varios sectores solicitasen al gobierno el envío del ejercito a la zona; así como que acudiesen a la ciudad la última semana el presidente del Gobierno y el ministro del Interior.

Maradona, 'presente'

Esta noche el fútbol hizo unas horas olvidar esas graves circunstancias. El Nápoles recibía al Juventus y, a falta de una "gran estrella" en la actual plantilla, el "espíritu de Maradona", el orgullo que dio a los napolitanos, también estuvo presente.

Camisetas con el "10" del Pibe, bufandas con su nombre, se vieron en las calles y estadio. Era la aportación del aficionado napolitano en busca de dar alas a sus actuales jugadores.

Dentro del terreno de juego, se evidenció que el Nápoles está a años luz del de Maradona. El Juventus tampoco es el de Platini, pero pese a las bajas (Kovacs, Nedved, Trezeguet) tiene mucha más calidad, hechuras de "grande", va sobrado para la Segunda división, y tiene en Alessandro Del Piero a su "10", ídolo y símbolo.

"Pinturicchio" Del Piero justo anotó el 0-1 (m.67) a lo Maradona, en saque directo de falta. Levantó un partido soso, feo, con miedo por perder en ambas partes. Con un Juventus más consistente, que controló pero al que le faltó en la primera mitad coraje para ir en busca de un triunfo que estaba en sus manos.

El tanto encajado quitó la excesiva presión que el "San Paolo" había provocado en los jugadores del Nápoles, que adquirieron garra y, desde ahí, cercaron al Juventus en busca de un empate que llegó por medio del uruguayo Mariano Bogliacino (m.73).

Del "espíritu Maradona" nada más apareció. Lo más cercano fue ver en el Nápoles, en la segunda mitad, a Roberto Carlos "Pampa" Sosa, jugador argentino que ha sido el último en lucir en el equipo napolitano el "10" antes de que hace un par de años se decidiese su retirada en honor del "Pibe".

O que en el Juventus estuviera un Mauro Germán Camoranesi, nacido en Argentina y campeón mundial con Italia, que siempre dijo que su padre y Maradona eran las dos personas que más le habían marcado (uno como persona, el otro como jugador). Eso sí, según confesó, la primera vez que habló con su ídolo fue antes de la final del mundial Alemania 2006, cuando Ciro Ferrara (ayudante de Marcello Lippi y amigo de Maradona) se lo puso al teléfono.

El empate sitúa al Juventus como cuarto, a tres puntos del líder Génova; y deja sexto al Nápoles, a un punto de su rival de hoy.