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China desactiva los radares de navegación de los barcos: ¿qué significa?

Este problema se suma a la crisis de suministros, que afecta a nivel global y pone en riesgo la Navidad si continúa el colapso en el transporte marítimo.

Alejandro Bolívar

La crisis de abastecimiento continúa y no parece tener solución en el corto plazo. La falta de materias primas como los microchips, o de determinados productos, pone en riesgo que las compañías cumplan con las demandas de los consumidores en Navidad.

Ahora, el problema radica en la localización de los barcos mediante el Sistema de Identificación Automática (AIS por sus siglas en inglés). Tal y como explica 'El Mundo', algunos de ellos situados en aguas chinas no han sido localizados por este sistema de localización de barcos. Con respecto a este problema también informó 'Financial Times', que apunta a un claro descenso de las señales de identificación de más de 15 millones por día en octubre a alrededor de un millón en noviembre.

La aprobación de una nueva ley de protección de datos que controla el acceso público de los datos de los barcos ha sido la causa principal de este "apagón" en el AIS, que controla los niveles de actividad en los puertos de todo el mundo. Mediante esta nueva ley, se controlan todos los datos ofrecidos por las empresas y que salen al extranjero.

Escasez de contenedores

Sin embargo, este no es el único problema. A la falta de semiconductores y al problema de la localización de los navíos, se suman otros inconvenientes como el aumento de la demanda y la escasez de contenedores que transportan los barcos.

Precisamente China ha sido el foco del cuello de botella logístico que se ha producido en el transporte marítimo en todo el mundo, aunque no ha sido el único país en el que la actividad portuaria ha resultado perjudicada. Los puertos de Los Ángeles y de Amberes son otros dos puertos en los que se puede percibir las consecuencias negativas de esta crisis de abastecimiento.

Todos estos inconvenientes generan, entre otras consecuencias, demoras en las entregas de los productos que los clientes llevan tanto tiempo esperando, de forma que junto con las empresas, son los grandes perjudicados por este contratiempo global.