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La Antártida evita una colisión masiva con un iceberg de 1.200 kilómetros cuadrados

La placa de hielo, que se desprendió de la plataforma Brunt en el mes de marzo, varió su rumbo y tocó ligeramente contra ella. Es el segundo iceberg más grande.

Agencia Espacial Europea (ESA)

El pasado mes de marzo se tuvo constancia del desprendimiento de un gran iceberg de la Antártida. Conocido como A-74, formaba parte de la plataforma de hielo Brunt y su tamaño es semejante a la ciudad de Chicago y dos veces el de Madrid. Entonces, diversos expertos alertaron del peligro que podría suponer una colisión. Sin embargo, por fortuna, es algo que no ha ocurrido.

El bloque de hielo se dirigía, precisamente, hacia la plataforma Brunt de la que se separó hace meses. Durante este tiempo estuvo vagando, debido a las corrientes oceánicas, cerca de la zona de la que salió. Pero los fuertes viendo a principios de mes hicieron que cambiara su rumbo. Y en esta nueva dirección rozó de forma leve con dicha plataforma, aunque no ha causado grandes daños según señala la Agencia Espacial Europea (ESA).

"Si el iceberg a la deriva hubiera golpeado la plataforma de hielo inestable con mucha fuerza, podría haber provocado la liberación de un nuevo iceberg de 1700 kilómetros cuadrados", explica la ESA en un comunicado. El A-74 tiene una superficie de 1.270 kilómetros cuadrados y es el segundo más grande del mundo, solo por detrás del A-76, de 4.320 kilómetros cuadrados de superficie.

Riesgo de una fisura mayor

El hecho de haber colisionado de forma leve ha evitado, según asegura el geofísico de la ESA Mark Drinkwater, un problema mayor. "La pieza en forma de nariz de la plataforma de hielo que es incluso más grande que la A-74, permanece conectada a la plataforma, pero por muy poco".

Así, dice el experto, si se hubiera provocado un choque más fuerte "podría haber acelerado la fractura del puente de hielo restante, provocando su rotura". Mientras tanto, los expertos seguirán analizando la evolución mediante imágenes satelitales Sentinel. Éstas son de vital importancia para el monitoreo de plataformas flotantes y conocer qué ocurre en la Antártida.