COVID-19

Kike Mateu, el Paciente 0: "Yo me sentía el origen de la pandemia en Valencia"

ALBERTO IRANZO

El periodista Kike Mateu, primer paciente diagnósticado en Valencia, se contagió en el viaje de Champions a San Siro: "Cada vez que veo algo del Covid, mi mente viaja a Milán".

"¿Qué cuántas veces he vuelto mentalmente a Milán? ¿Doscientas? ¿Trescientas veces? Cada vez que veo algo relacionado con el Covid-19 en la televisión, mi mente viaja a la Plaza del Duomo y recuerdo a los miles de valencianistas que ese día, 19 de febrero de 2020, estábamos a merced de un virus y no éramos conscientes". Kike Mateu, periodista de la Cadena SER, se contagió de coronavirus en algún instante de su viaje a la capital de Lombardía, donde fue para cubrir en San Siro el partido de Champions entre el Atalanta y el Valencia, la 'bomba biológica' como lo definió el alcalde de Bérgamo. Kike Mateu fue el primer paciente diagnosticado oficialmente con Covid-19 en Valencia: el 'Paciente 0'.

De la tribuna de prensa de San Siro a la habitación 319 del Hospital Clínico de Valencia. Allí estuvo aislado casi un mes. Ingresó con una ciudad que olía a pólvora de Fallas y recibió el alta en un país confinado. En esa habitación 319 pasó horas de soledad, dándole vueltas al instante en el que pudo contagiarse, cuando en verdad pudo ser en cualquiera durante aquel viaje a Milán. Pudo ser en el aeropuerto al llegar o en el metro camino al estadio; o en ese hotel que tardó horas en encontrar o cuando se compró un gorro de lana con los colores del Atalanta. Cada jornada en el hospital fue una experiencia de vida suya y también del equipo médico que le atendía, que por primera vez cuidaban a un paciente de coronavirus; días y noches sintiéndose culpable del contagio de seres cercanos y queridos, cuando él era un enfermo como cualquiera de ellos o de los miles que desde febrero se han contagiado en España y en el mundo.

En su caso, ¿qué fue lo peor del contagio?

Lo mental. El desgaste psicológico fue brutal. Tenía un sentimiento de culpa que no podía quitarme de la cabeza. Cuando yo fui diagnosticado era una enfermedad desconocida y alrededor de mi caso pasaron muchas cosas: amigos que se contagiaron, un club de fútbol (Valencia) que paralizó su actividad con la prensa al hacerse público mi caso... Yo me sentía el origen de la pandemia en Valencia. Fui mi propio rastreador. Repasé cada persona con la que había estado, les fui llamando para contárselo y el goteo de amigos que se contagiaron me perturbó durante días. Había una pregunta que no me quitaba de la cabeza y a la que por suerte no tuve que contestar. ¿Y si se muere alguien por mi culpa? ¿Por qué le tuve que dar aquel maldito beso a Rubén (Ciraolo)? Yo sabía que Rubén era un paciente de altísimo riesgo, el día que se lo llevaron a la UVI, yo estaba en la habituación de al lado pidiendo auxilio a las paredes; fue desgarrador, yo sentía que él estaba ahí por culpa de mi beso".

"Lo peor en mi caso fue el desgaste mental, tenía un sentimiento de culpa constante, ¿y si se llega a morir algún amigo que se contagió de mí?"

Rubén Ciraolo, ex futbolista del Valencia y desde hace años compañero de retransmisiones de Kike Mateu en diferentes emisoras, hoy comparten micrófono amarillo en Radio Valencia Cadena SER, es uno de los varios protagonistas de 'Paciente 0' (Editorial Alienta). Así se llama el libro escrito por Kike Mateu en el que cuenta su experiencia personal y de su entorno cercano con el coronavirus. 'Paciente 0' es un relato en primera persona de los albores de la pandemia en España, una historia real que hace nada nos parecía de ciencia ficción. Es también una novela de suspense y a la vez de amor. Es la historia de Kike Mateu, pero también la de su mujer y su hijo, la de su compañero Juan Carlos Villena, la de Rubén Ciraolo o la de miles de pacientes y sanitarios anónimos como Pablo, "gente que arriesga su vida por cuidarnos; cualquiera que haya vivido en un hospital, tendrá un Pablo en su vida".

¿Qué le llevó a escribir 'Paciente 0'?

Me llamó el compañero Eduardo Esteve tres días después de volver del hospital. Yo estaba de aislamiento domiciliario y me dijo: "Tienes una historia que contar". Se lo comenté de broma a mi amigo David Blay y acabó de convencerme. He llorado mucho escribiéndolo. Creo que me llevó a escribirlo lo mismo por lo que decidí contar en Twitter mi día a día en el hospital o la razón por la que participé en tertulias o concedí entrevistas desde esa habitación 319. Todo lo que hice fue muy meditado. Yo no quería montar ningún circo, solo quería contar lo que la gente no sabía, porque el coronavirus era desconocido, y yo lo estaba experimentando. Siempre he pensado que cualquier periodista hubiera hecho lo mismo; si yo hubiera estado en casa, hubiera querido que alguien me contara qué pasaba si se infectaba; yo estaba infectado y podía contarle a la gente cómo era mi caso, no estadísticas, sino la realidad de un contagiado... y es lo que he tratado de contar en el libro.