CORONAVIRUS

España lidera la segunda ola de COVID-19 en Europa

La situación epidemiológica empeora en todo el continente, pero España es el país que más nuevos casos y fallecimientos por coronavirus está notificando.

España lidera la segunda ola de COVID-19 en Europa
Eduardo Briones EUROPA PRESS

España es el país europeo más golpeado por la segunda ola de la COVID-19. Con 312 casos detectados por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, se sitúa muy por encima del resto de naciones, según las cifras recopiladas por la Universidad Johns Hopkins. Esta incidencia duplica el baremo de la Comisión Europea, que el 4 de septiembre estableció un código de colores para identificar las áreas con más incidencia, reconociendo como tal a aquellos países que presentaran más de 150.000 casos por 100.000 habitantes.

El elevado número de casos se ha traducido en hospitalizaciones y muertes, lo que ha llevado a nuestro país a liderar también esta lista. Así, durante las dos últimas semanas, España ha registrado más fallecimientos por COVID-19 que nadie en Europa, con un total de 1.147. Al analizar el dato de nuevas muertes por millón de personas en estos 14 días, España también está entre los que más han registrado (24,5), en quinto lugar. Por encima se encuentran Macedonia del Norte, Moldavia, Bosnia y Herzegovina y Rumanía.

Crecen las críticas a la gestión del Gobierno

Los expertos no se ponen de acuerdo a la hora de nombrar las razones por las que España ha llegado a esta delicada situación. Algunos lo achacan a factores estructurales, como la súper densidad. Otros, como el catedrático de Epidemiología de la Universidad de Harvard, Miguel Hernán, aseguran que nuestro estilo de vida también influye. "Nuestra cultura no juega a nuestro favor. Hay mucho contacto físico, hay mucha espontaneidad en las relaciones, muchas veces se habla alto y cerca... Todo esto evidentemente no es útil para parar la transmisión", explicó en la Cadena Ser.

Pero también son muchos los expertos en epidemiología y Salud Pública que han criticado duramente la gestión de la crisis por parte del Gobierno. El propio Miguel Hernán escribió una contundente columna en El País junto a Santiago Moreno, catedrático de Medicina en Alcalá y jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal, en el que criticaban la “descoordinación e incompetencia” política. “España se merece una agencia nacional regida por criterios técnicos que proporcione liderazgo científico, articule funciones ahora dispersas por la Administración, atraiga a los excelentes profesionales de salud pública que hay en el país, trabaje codo con codo con las comunidades autónomas y sea un ejemplo de comunicación con la ciudadanía”, sentenciaban.

Por su parte, 20 expertos españoles publicaron un artículo esta semana en The Lancet donde piden “al Gobierno central y a los Gobiernos autonómicos una evaluación independiente de su respuesta a la COVID-19”. En este sentido, destacan que “la gente que seleccione a los miembros del equipo, y los propios miembros, deberían ser independientes del Gobierno, no haber trabajado para él y no tener conflictos de interés”. Pero no solo es necesaria esta independencia, también es fundamental que los propios Gobiernos “tengan un sistema que les contradiga”, según sugirió Rafael Bengoa, exdirector de Sistemas de Salud de la OMS y antiguo consejero de Sanidad en el Gobierno Vasco en una entrevista.

El prestigioso bioquímico Mariano Barbacid también ha criticado duramente al Gobierno, afirmando en RTVE que la gestión de la pandemia “no es un problema científico, es de gestión sanitaria”. En su opinión, falta voluntad política para mitigar el colapso producido por el coronavirus: “Contratar más médicos con contratos mínimamente decentes o hacer reacciones de PCR y dar el resultado en unas horas no requiere mayor dificultad. Ojalá pudiéramos curar el cáncer con algo tan simple como contratar más médicos o hacer una PCR”.

Los demás países tratan de evitar la situación de España

Aunque España es el país más afectado, los casos de coronavirus están aumentando en toda Europa. Según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, esto se debe al aumento de las pruebas pero también está relacionado con la relajación del distanciamiento físico y otras medidas preventivas. Por eso, numerosos países están endureciendo sus medidas de lucha contra la COVID-19 con el fin de adelantarse y evitar llegar a la situación española.

Reino Unido, con unos datos de incidencia cuatro veces inferiores a los de España, ha decretado este martes que los pubs, bares y restaurantes en toda Inglaterra tendrán que cerrar a las 22:00 a partir de este jueves. Además, se reduce el aforo de las bodas, no abrirán los estadios y teatros y el Gobierno ha pedido teletrabajo para todas las oficinas. Medidas similares plantea el nuevo ministro de Sanidad de República Checa, el país que tiene la segunda mayor incidencia acumulada de Europa, con 206 contagios por cada 100.000 habitantes. El país ya había prohibido la semana pasada eventos colectivos en espacios interiores de acceso público para más de 10 personas de pie y limitó el horario de los restaurantes.

Francia, con la tercera tasa de incidencia más alta de Europa, continúa con las discotecas y lugares de ocio nocturno cerrados y ha ampliado las restricciones en las zonas más afectadas. De esta forma, en Niza se han prohibido las reuniones de más de diez personas en playas y parques, en Lyon solo se permiten los eventos al aire libre y hasta 1.000 personas y se prohíben las reuniones privadas con más de diez personas.

También en los Países Bajos entraron en vigor nuevas limitaciones este domingo, como la reducción del aforo de bares y restaurantes a 50 personas. Alemania, por su parte, ha establecido reglas a nivel local. En Baviera, los bares y restaurantes deberán estar cerrados a las 23:00 y las zonas en donde se observen repuntes deberán extender el uso de mascarilla y limitar los contactos personales.

En Grecia, desde este lunes, se suspenden todos los conciertos y eventos culturales, se cierran los cines, se limitan las reuniones públicas a nueve personas y a 20 personas las bodas, bautizos y funerales. Además, se establece el teletrabajo para el 40% del personal de las empresas públicas y privadas, así como el escalonamiento de las horas de llegada al trabajo para los funcionarios con el objetivo de reducir la afluencia en los medios de transporte durante las horas punta.