La Rioja regresa a la Vuelta después de dos ediciones ausente. Logroño acogió en 2017 la meta de la contrarreloj en la que Chris Froome dejó su segundo título encarrilado, y esta vez propone una subida inédita al Alto de Moncalvillo, quizá el puerto asfaltado más exigente de la comunidad: de primera categoría, 12,1 kilómetros al 7,3%, con tres km finales muy duros, entre el 13% y el 14%, y unos porcentajes que superan el 16%. Antes se ascenderá La Rasa, de segunda, en la sierra camerana.

Moncalvillo, también conocido como Pico Serradero (por los pastizales y dehesas de altura, así denominados en la región) y Mojón de los Soldados (por la señal geodésica), tiene en su cima los repetidores que reparten la señal televisiva. Se trata de una zona muy reconocida para los senderistas y los amantes de la micología, aunque debido a la masificación se acotó el monte y hace falta un permiso especial para recoger setas, con riesgo de multa.

La primera parte de la jornada, desde Logroño a Ribafrecha, recorrerá los característicos viñedos riojanos, para después ingresar en Los Cameros por el cañón del río Leza, subir La Rasa y continuar por el desfiladero del río Iregua hasta que llegue la ascensión final a Moncalvillo. Las carreteras disponen de muy buen firme, pero son estrechas, reviradas y agarran. Como los tres últimos kilómetros de la llegada, auténticos muros por encima del 13%. Ciclistas locales como el biker Carlos Coloma, bronce en Río 2016, o Sheyla Gutiérrez, en las filas del Movistar femenino, definen a Moncalvillo como "un puerto durísimo que va a sorprender a los aficionados y al pelotón".

"Me imagino que en esta jornada se pueden dar dos etapas muy diferenciadas, una por la general, con batalla en este puerto de 15 km con una dureza que va en aumento para desembocar en unos últimos kilómetros tremendos. Pero si en la batalla por La Roja la importancia estará al final, en la otra parte estará la lucha por estar en la fuga buena. Si se forma, los integrantes son fuertes y se entienden bien, tendrán que esforzarse mucho antes de la subida final para contar con margen suficiente. Si no logran abrir un hueco importante, el triunfo estará en el grupo de gallos".

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A pesar de tratarse de una cumbre inédita en la Vuelta, quizá se produzcan dos batallas con dirección a Moncalvillo: la de la escapada y la de los hombres de la general. La primera parte, más llana hasta entrar en Los Cameros, permitirá que se forme la fuga. Si a los equipos de los aspirantes al título no les interesa controlar, probablemente la victoria la logre un aventurero. Será cuestión de acertar entre los ciclistas polivalentes o escaladores que puedan ganar, y los líderes que se muestren en mejor condición.

Apuntes históricos

Logroño recibirá a la Vuelta como punto de partida por 18ª vez en la historia de la carrera. En las dos últimas oportunidades, 2012 y 2014, se diseñó un circuito semiurbano con salida y llegada en la capital riojana sin ningún tipo aliciente que desembocó en sendos esprints con el mismo resultado: triunfo del alemán John Degenkolb. Como ciudad de meta ha acogido a la ronda nacional en 18 ocasiones. El Alto de Moncalvillo se estrena como final de montaña en esta 75ª edición.