En Can Perico, sede de la resistencia, al final del túnel de la Segunda división, más tarde o más temprano, también habrá fuegos artificiales.
Han tirado al pobre Cervantes. Y no sé de qué nos extrañamos. En el fútbol llevamos un siglo y pico derribando monumentos de futbolistas y entrenadores a los días de haberlos erigido por suscripción popular.
Valorar la última vez que fuimos al estadio y vimos juntos un partido.
La realidad es tozuda. Cuando un nueve se va, siempre se lleva sus goles con él.
Con la que lleva cayendo todos estos años, no es difícil sentirse como un personaje de cualquier película de Ken Loach. Y más en estos días.
Carlos Marañón compara el coronavirus con un secuestrados. Como Di Stéfano y Quini, nueves y rehenes sin motivo deportivo pero con final feliz.
Señalado como el más futbolero de los Beatles, Lennon estaría de acuerdo: el confinamiento es eso que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo planes.
El odioso virus va ganando, pero el fútbol siempre da revancha; volveremos a jugar.
La magistratura se nos fue por el desagüe con el triunfo a toque de corneta de los blancos. Vinicius, Valverde, Mariano… Vientos de cambio.
No vale callarse, hay que actuar para defender los colores de nuestro equipo desde la grada como los futbolistas en el campo.
Hasta hace poco no era común en España que una madre acompañase a su hijo a la grada: durante décadas parecía una tarea reservada a padres, abuelos, ...
Carlos Marañón idealiza una Copa que pasa por ser una competición de serie B frente a las superproducciones de Champions y LaLiga.
Abelardo salvó al Sporting y Alavés, equipos norteños de paisaje verde botella, de sidra. Pero ahora afronta un reto complicado en el Espanyol.
A Don Revie le funcionó el ardid: el Leeds pasó del azul y oro a enfundarse el blanco.
Tan buen futbolista como torpe al descuidar su implicación y sus relaciones públicas con el madridismo, Bale es un inconsciente al que parece no afectarle el entorno.
Vamos a ponernos de acuerdo: ni Cantona al frente de la FIFA conseguiría que se escogiese la sede de un Mundial con luz y taquígrafos.
Lo que tiene que hacer un padre para convencer a su prole de que el mundo no se acaba sin Clásico. No les convencí a ellos, ni casi a mí mismo,...
Aquel golazo de Marsal (misteriosamente pronunciado como palabra llana pese a no llevar tilde) que Relaño tantas veces ha relatado logró parar el tiempo.
Vemos muchas series. Tantas, que los futboleros viejos hemos dejado ya de epatar al burgués por la cantidad de partidos que nos enchufamos.
A Gareth Bale lo tomas por sus goles, ya que sus carreras y sus centros no se valoran, o lo dejas.
La historia prueba que nunca segundas partes fueron buenas, que nadie imagina un final feliz para el entrenador que regresa. Zidane quiere demostrar lo contrario.
Sale reforzado cuando todo se pone en contra.
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