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Karim El Hayani, de los bajos de un camión a llevar al 'barefoot running' al Maratón de Sables

AS COLOR | TRAIL RUNNING

Karim El Hayani, de los bajos de un camión a llevar al 'barefoot running' al Maratón de Sables

La vida de Karim el Hayani (Tánger, 1994) es una historia de pura supervivencia. Ahora afronta el reto mediático de atravesar descalzo el desierto del Sáhara, en la mítica Maratón de Sables (250km durante siete días en régimen de autosuficiencia). Pero puede que su vida tenga mucho más ‘engagement’ que el hecho de ser una referencia en el ‘barefoot running’. En otras palabras: el valor de este tío va más allá del hecho de que corra cientos de kilómetros descalzo. Habla árabe, español, inglés, catalán y francés. Hoy en día vive en Alberta (Canadá) después de haber pasado por Arizona, Barcelona, Madrid y Tánger: trabaja durante 12 horas en un hotel de lujo y el tiempo que le sobra lo dedica a entrenarse para ir batiendo récords Guinness, como el que consiguió descalzo en la Media Maratón del Lago Beauport (Quebec), sobre nieve y hielo (1h37’54”). Con 12 años, el pequeño Karim dio un disgusto a sus padres, Naima y Said: a escondidas, y al tercer intento, logró adentrarse en los bajos de un camión para cruzar el Estrecho y llegar a Algeciras. “Las veces que te pillan, te bajan a golpes. Sabes que te juegas la vida. Pero yo no veía mucha energía positiva a mi lado en Tánger. Con la situación que hay en Marruecos, el sueño de cualquier chaval es poder llegar a España. Se produce un efecto espejo, ya que ves a gente que ha ido a España y vuelven después con un coche, bien vestidos. Por eso, un día decidí arriesgar y me metí junto al depósito de gasolina de un camión. Y así llegué a Algeciras. Me encontré en un país diferente y nuevo. Sin nada y sin nadie”.

El término ‘MENA’, acrónimo de “menor extranjero no acompañado”, es una forma que se utilizó por primera vez en el BOE de 2009 para referirse a los jóvenes migrantes que llegan a territorio español y, al no haber cumplido los 18 años ni tener un adulto de referencia, quedan tutelados por la Administración Pública. Ahora, muchas ONG y profesionales piden que se deje de emplear por el carácter despectivo que le ha conferido la ultraderecha al criminalizar a esos niños migrantes que han llegado a España sin familia, como le sucedió a Karim el Hayani. “Tuve la inmensa fortuna de que me acogieron en Aldeas Infantiles SOS, en El Escorial (Madrid), donde me dieron un hogar y la oportunidad de sacarme la ESO y un módulo de cocina. Porque lo que viene en la vida después de cumplir los 18 tienes que buscártelo y trabajártelo por más que te acojan. Al final lo que me ha salvado es el deporte y la actitud de sacar una sonrisa en los momentos más difíciles”, precisa este ultra-runner. Fue en un cross escolar donde Álvaro López Cotillo, del club de atletismo Las Ardillas (una cantera donde ha salido también, entre otr@s, Lucía Rodriguez, olímpica en 5.000m en los Juegos de Tokio), reclutó a Karim el Hayani. En su primer cross quedó tercero con unas botas de fútbol. Él, como muchos niños en Marruecos, venía a España con la ilusión de ser futbolista. En su caso, del Barça. Pero el deporte que le enganchó fue el atletismo, junto a amigos como Rodrigo Mendoza, Alex Gonzalez o Guillermo Pozas en aquellos primeros años de entrenamientos y competición. Al principio era más de 60, 400 u 800 metros. Pero desarrollar su carrera al albur del monte Abantos iba a significar, irremediablemente, que sus resultados más destacados asomaran en las carreras de montaña, cuando en 2013 levantó la Copa de España Junior de carreras de montaña. Un año antes, ya había tomado la decisión de correr descalzo o con sandalias. Con la intención de pulir su carrera, se puso bajo la disciplina del entrenador Héctor del Pozo, en Majadahonda. “Hostia tío qué guay, joder pues nada, a darle”, le dijo nada más enterarse de que corría sin zapatillas. Por aquel entonces, se vivía un pequeño boom del minimalismo del modelo de zapatillas que reducían su diseño y suela a lo esencial, para luego pasar al descalcismo total, es decir, eliminar directamente la zapatilla como hizo el mismísimo Iván Raña en la Copa de Europa de Triatlón de Madrid (2016). Aunque el precursor al más alto nivel apareció mucho antes, con Bikila (2h15’16”), en la maratón olímpica de Roma (1960), cuando se colgó el oro tras cruzar la meta sin zapatillas. No obstante, el récord en una maratón lo ostenta el indio Shivnath Singh, en Jalandhar en 1978 (2h12’). En la actualidad, el gran rival de El Hayani es el norteamericano Teage O'Connor, quien le arrebató en 2017 el récord de los 100km descalzo que firmó Karim en Santander (2016): lo hizo en una pista de atletismo, con cuatro amigos-liebres, al ritmo de 4'19''/km hasta completar 250 vueltas en 7 horas y 13 minutos (eso sí, la infancia de O'Connor fue de otro tipo: se crio en las montañas de Alaska e hizo sus pinitos como actor, convirtiéndose en el hijo de Arnold Schwarzenegger en la película ‘Un poli de Guardería’). “Frío en los pies no paso. Te acostumbras a todo, aunque el terreno que más me cuesta es el barro. Como mucho me salen pequeñas ampollas, pero generalmente no he tenido sustos ni cosas raras con el tema de accidentes o heridas en los pies. Veremos ahora en el desierto. Hubo un francés que intentó Sables, pero no la acabó. Vamos a ver cómo nos vemos en la arena del desierto, porque las piedras que hay por allí son como si pisaras cuchillos. Pero yo en mis rodajes por Alberta (Canadá), en terrenos similares, he tenido muy buenas sensaciones”, analiza. La cuestión del descalcismo choca en los últimos tiempos con, por ejemplo, lo que califican algunos como el ‘dopaje tecnológico’ de las Vaporfly y similares, con las que Kipchoge rompió la barrera humana de las 2 horas en maratón. “En cualquier caso, el hecho de rodar descalzo a mí me evitó lesiones y ha hecho que adapte mi pisada a lo que es más natural, esto es, apoyar primero las puntas para que el talón no sea lo primero que reciba y amortigüe la carga de impacto, y por lo tanto sufran más las rodillas y la propia columna. En este sentido, tengo la suerte de que trabaja conmigo Luis Montañés, que se encarga de toda la parte de la biomecánica”, explica Karim.

Con 20 años, Karim el Hayani decidió independizarse de su familia de Aldeas Infantiles ("les estoy eternamente agradecido") y se marchó al Refugio de montaña Lluís Estasen (Barcelona). “Viví allí durante un año y dos meses junto al guarda Jordi Gallardo, que es el que me enseñó catalán. Yo le ayudaba a cortar la leña y hacer todo tipo de cosas. Estaba relativamente cerca del refugio de Kilian Jornet (que desarrolló su infancia en un refugio de montaña), con el que coincidí muchas veces. Yo me mudé porque percibía que en Barcelona había más opciones para desarrollar mi carrera y conseguir patrocinios como los de Inverse. Por supuesto, siempre he buscado trabajos de lo que sea para compatibilizar mi faceta como trail-runner", detalla. Ese espíritu nómada-aventurero le llevó incluso a alcanzar cierta reputación en los Estados Unidos (cuna de la moda actual por el barefoot running, desde que Chris McDougall publicase su libro-oda, Born to run’, a esta forma de afrontar las carreras) porque se convirtió en el triunfador más joven de la Javelina Jundred de 2015, un recorrido de 100 millas por el desierto de Arizona, justo el mismo año que logró la nacionalidad española. Ahora le toca el turno de Sables. Palabras mayores, en lo que se refiere a carreras de ultra distancia. “A lo de supervivencia hay que añadir desgaste constante, porque no tienes tiempo de recuperarte bien entre etapa y etapa, y donde se requiere mucha fuerza mental. A todo el mundo, en algún momento (a unos más, a otros menos), se le pasa por la cabeza dejarlo. También hay que luchar contra eso”, nos advierte el periodista Sebas Guim, quien completó la edición de 2011. “Hay dos Karims diferentes. Por una parte, me gustaría competir al 100% en esta maratón y darlo todo para luchar por los primeros puestos, pero como es la primera vez que voy a correr, y encima descalzo, quiero ver cómo se van a sentir mis pies y el objetivo es diferente”, cuenta El Hayani, que tendrá el apoyo anímico de Territorio Trail durante su travesía por el desierto. El objetivo es la supervivencia. Y sobre eso tiene un máster Karim desde que apareció por Algeciras hace más de 15 años…

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