Un momento de dudas en un equipo normalmente fiable
El Inter de Inzaghi era un muro que impresionaba, pero entre cansancio, lesiones y una mala racha de partidos, afloran las incógnitas.
Tres derrotas y un empate sospechoso. Hace un mes, la posibilidad de levantar el triplete se observaba con optimismo en el entorno del Inter de Milán. Hoy todo se ve de otra forma: eliminado de la Coppa tras encajar un durísimo 0-3 como local ante su eterno rival ciudadano, el conjunto de Inzaghi ha perdido también su ventaja en la Serie A al encadenar dos derrotas consecutivas frente al Bologna y la Roma y ahora depende de que el Nápoles de Antonio Conte se deje como mínimo tres puntos en las cuatro jornadas que quedan. Quizá los indicios de una cierta debilidad llegaran en el encuentro anterior a esta serie de partidos perdidos, cuando el Bayern fue capaz de anotar dos veces en el Meazza y poner contra las cuerdas a unos nerazzurri que habían vencido por 1-2 en Múnich. Esa noche se festejó la clasificación, pero, visto con perspectiva, quizá el análisis debió haber incidido más en el sufrimiento final de un equipo que había encajado sólo un tanto en las ocho jornadas de la fase de liga.
Una estructura consolidada. Olvidándonos del momento puntual y centrándonos en la globalidad del trabajo de Inzaghi como entrenador del Inter, lo cierto es que el técnico italiano, bastante infravalorado fuera de su país, ha conseguido construir un bloque fiable, tácticamente muy definido y con un tremendo oficio. En las ya casi cuatro temporadas que lleva en el club -que le han permitido formar un bloque estable que juega de memoria-, ha levantado una liga italiana, dos Copas y tres Supercopas, además de alcanzar la final de la Champions en 2023. Su sistema 3-5-2 es inamovible. El sector izquierdo es de extrema importancia en la construcción de juego: por allí se mueve Bastoni, el central con mejor salida de balón, y Dimarco, un carrilero muy profundo con una gran capacidad para mandar centros medidos o incluso para acabar él mismo las acciones con un potente disparo. Pero el lateral italiano ha cometido en los últimos tiempos errores atrás que han costado goles, por lo que no se descarta que sea suplente y que le sustituya el brasileño Carlos Augusto, autor de la asistencia en el decisivo gol de la victoria de Frattesi en Baviera. En el medio campo, desde que se fue Brozovic, no hay un pivote defensivo puro, pero Çalhanoglu se ha adaptado fantásticamente a ese rol, dejando a Mkhitaryan y al fantástico Barella mucha libertad para pisar la zona de tres cuartos. Lautaro Martínez suele ser el gran definidor en punta, pero al jugar acompañado por otro delantero: Thuram -que debería ser titular hoy pese a llegar justo físicamente al partido- es el socio habitual-, genera sinergias con su pareja de ataque que no son nada sencillas de defender. Si el francés sólo estuviera en condiciones de entrar desde el banquillo, el iraní Taremi, también poderoso al espacio, sería la alternativa más lógica.
Todo depende de Dumfries. Si Dimarco es la bala que estira al equipo por la izquierda, el neerlandés Dumfries hace lo propio por la derecha. Ocurre que sale de una lesión y que regresó ante la Roma participando sólo durante media hora tras haberse perdido ocho encuentros seguidos. La prensa italiana asegura que Inzaghi va a arriesgar con él y con Thuram. Si no lo hiciera, y teniendo en cuenta los problemas físicos de Pavard, Darmian debería ocupar el puesto de carrilero y abandonar el eje de la zaga, dando entrada quizá a un Bisseck que tiene poca experiencia. También existiría la opción del mucho más consolidado De Vrij, pero últimamente está contando poco.
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