NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Un equipo correoso

Actualizado a

Eso es el Atleti, un equipo correoso, especialmente cuando Angelito Correa está como estuvo en el Metropolitano frente al Cádiz. No solamente el equipo se convierte en un equipo correoso, todo el universo atlético se vuelve correoso ante tal despliegue de ingenio y de magia del argentino.

Daba gusto ver a Correa, De Paul y Molina juntos en el campo otra vez. Ángel Correa metió dos goles, y dio un sublime taconazo para Llorente que terminó rematando Molina. Toda la magia argentina se desplegó en el Atlético más argentino de los últimos años. Pura fantasía.

Estoy seguro de que Ángel Correa es uno de los jugadores más divertidos de ver jugar en el campeonato español de fútbol de primera división. Conserva el juego divertido que se practica en los campos de tierra o en los colegios, el fútbol de los chicos y las chicas, el fútbol travieso, el fútbol de taconazo y regate, la pura diversión, el fútbol por el placer de inventar, y de divertir y divertirse. Ojalá hubiera muchos como él.

Hace años charlaba con un amigo sobre Correa. Él era y es muy atlético, pero no podía con Correa. Eran los primeros años del argentino en Madrid. Yo le tenía bastante fe, aunque a veces me desesperaba, es cierto.

La relación entre el Atlético de Madrid y Correa siempre fue un punto más allá de lo deportivo, el problema de salud de Correa y su feliz desenlace, al poco tiempo de llegar a España, fue determinante para que la relación de amor entre los tres picos del sombrero (no confundir con tricornio) Atlético-Simeone-Correa se hiciera

indestructible. Siempre ha sido uno de los nuestros, y cada día más.

Por otra parte, la aceptación sin reservas de su rol como jugador número doce, le eleva un peldaño por encima del resto.

Correa es un jugador muy querido por la hinchada, gana títulos con el Atlético de Madrid de vez en cuando, y es campeón del mundo de fútbol con Argentina. Espero que esté contento, porque dependemos muy a menudo de su alegría.