Siete meses trepidantes
España es una potencia olímpica en deportes de equipo. Al menos, en lo que se refiere a participación. Otra cosa son las medallas, que se venden caras. La de oro solo se ha ganado en tres ocasiones, la última en los lejanos Juegos de Atlanta 1996 con la Selección masculina de waterpolo. Pero, por presencia, la delegación española lleva cuatro décadas entre las más fuertes. Normalmente es el país con más equipos clasificados detrás de Estados Unidos, Australia y el anfitrión, que en París 2024 será Francia, otra pujante nación en estas disciplinas colectivas. España se juega, en los próximos siete meses, mantenerse subida a ese pedestal, en un torrente de Campeonatos y Preolímpicos que otorgarán las últimas plazas. La clasificación in extremis de las Guerreras para el torneo preolímpico completó este mes de diciembre el mapa futuro. Un total de once equipos pelearán todavía por acudir a París. De los 16 posibles, dos de ellos ya han asegurado el pasaporte, el fútbol masculino y el waterpolo femenino, y tres no tienen ninguna posibilidad, el rugby 7 femenino y los dos de voleibol.
El año empezará con vigor, porque enero puede clasificar a cuatro equipos: el balonmano y el waterpolo masculinos, a través de sus Europeos, y los dos de hockey, en sus Preolímpicos. Algo parecido ocurrirá en febrero, con la Nations League femenina de fútbol y con otra Selección femenina, la de baloncesto. El salpicón se alargará hasta julio, solo una veintena de días antes de la Inauguración de los Juegos, con la joya de la corona: el basket masculino. Este Preolímpico se jugará en Valencia. La misma ciudad acogerá los dos torneos de hockey, mientras que Torrevieja acogerá a las Guerreras. Jugar en casa no asegura la plaza, pero ayuda... y mucho. Van a ser siete meses trepidantes, en los que España se juega buena parte de su futuro olímpico. Y el prestigio de equipo.
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