
La Real Sociedad necesita puntuar en el Metropolitano para mantener viva la ilusión de pelear por Europa. Si es por sensaciones, desde luego las que está transmitiendo en estas últimas jornadas no son las más ilusionantes para soñar con el sexto año consecutivo con esa meta. Si además miramos el calendario que viene por delante, mejor encomendarse a un milagro. Pero toca tirar de topicazo y aferrarse a eso de que mientras hay vida hay esperanza. También está la opción de agarrarse a un clavo ardiendo al hecho de que el equipo ha logrado sus últimos billetes europeos en las dos últimas jornadas. Lo que sea con tal de recuperar un poquito la fe: amuletos, patas de conejo, supersticiones… todo va a ser necesario.
Toca ir a por todas en el Metropolitano, un estadio que no ha dado precisamente alegrías a la parroquia blanquiazul a lo largo de su historia, pero el Atlético parece haberse desenchufado de la competición en las últimas jornadas y aquí sabemos que la Real es capaz de hacer difícil lo que parece más sencillo, y también que cuando menos se espera pueda darte un subidón logrando lo que parecía imposible.
Imanol está convencido que se puede, la afición parece más escéptica. En mi caso la fe y la actitud del míster reconozco que siempre me ha insuflado la ilusión de aferrarme a esta última oportunidad. El oriotarra merece irse por la puerta grande. Si para ello y, empleando palabras del propio míster, hay que generar la tormenta perfecta, crear olas de 30 metros como las de Nazaré y surfearlas, a por todas.
Las fuerzas que le quedan al equipo son poquitas, pero me atrevería a decir que el aspecto mental todavía pesa más que las piernas. Las noches europeas son mágicas y enganchan, y verse el próximo año sin ellas sería duro para club, para la plantilla y para la afición que se ha acostumbrado a años de bonanza. Hacen falta los goles de Oyarzabal, las paradas de Remiro y evitar los regalos en defensa. Si de paso Sucic ayuda con otro pepinazo como el de la primera vuelta contra los de Simeone, bienvenido sea. También me vale un gol en el último minuto, pero por eso de evitar los nervios y las angustias estaría genial encarrilarlo un poquito antes. Pido mucho ya a estas alturas de temporada, pero es lo que toca. Clasificarse para la Conference incluso suena a música celestial, más viendo cómo se lo están pasando en Sevilla. A ver si por fin después de cuatro partidos podemos entonar un ‘Habemus victoria’ y dar fumata blanca a la ilusión en los tres partidos que faltan.
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